Estropicio

Estropicio

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  • Prensa:

    Silvina Pizarro

 

El fantasma

Hay una pregunta que pulula en la narrativa de este siglo. Es un fantasma que vaga por escenarios, pantallas y bibliotecas. Ronda las butacas. Pasa por las nucas de lectores y espectadores. Nadie, al voltearse, ve más que caras de incredulidad e incertidumbre. Esa pregunta es “¿Qué tiene para ofrecernos, hoy, el realismo?”.

El teatro siempre trae consigo a todas las puestas que han sucedido. Los escenarios tienen cicatrices. Por eso, hay una pulsión inefable de hacer parte al pasado. Convocarlo. Eso, quizás, pensó Patricia Suárez cuando decidió adaptar libremente Hedda Gabler. A partir de esa pulsión es que nace “Estropicio”.

El texto aggiorna el clásico de Ibsen. Lo divide en escenas fáciles de consumir. Que concentran su espesor dramático en menos líneas y menos personajes. También lo mezcla y reparte en capítulos que buscan sostener cierta intriga. Conserva algo de su poética original ahora intercalada con anacronismos e imágenes migradas.

La trama cuenta un trío amoroso y trágico. El primero, el amante, llegó demasiado temprano. El segundo, el esposo, llegó demasiado tarde. Como en muchas otras obras de Ibsen, la mujer está siempre atravesando el amor, como forma de duelo al padre. En esa torsión, siempre encuentra insatisfacción. Hedda está casada con Tesma, un mediocre docente universitario. Lovborg, su pasado amante, llega trayendo su manuscrito de libro. Lovborg trae su prestigio y buenaventura al hogar de Hedda. Parece que viene a buscarla a ella.

El trío que conforma el elenco sostiene la acción dramática manteniendo siempre cierta compostura. Lucía Tapiola sostiene una afectación que vuelve a su Hedda ingobernable. Marcos Horrisberger compone un Tesman patético y atento. Federico Dopico completa el elenco con su Lovborg, un personaje que está siempre un poco más allá de lo que pasa.

Lo que rápidamente atrae en ese mundo claustrofóbico es la escenografía: las cadenas que flotan por toda la escena, el círculo de hojas en el suelo, e incluso ese fuera de escena en que los actores se sientan a mirar lo que pasa dentro; todo empuja a pensar en el encierro.

Mariano Dossena apostó por un teatro expresionista para revalidar a Ibsen. Sólo el espectador sabrá si, en su escenario, el pasado revivió.

Ficha:

dirige: Mariano Dossena

actúan: Lucía Tapiola, Federico Dopico y Marcos Horrisberger

género: Drama

Categorías: Reseñas

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