El infierno en la tierra

Al entrar a la sala, los acordes de un piano tocado en vivo marcan la tensión que pronto sucederá. Los intérpretes ya están en sus personajes, luces tenues y algo de humo dan un marco lúgubre pero exquisitamente teatral.

“Mandinga” estaba inspirada en una leyenda, que cuenta la historia de un terrateniente que ante la inminente muerte de su hija, luego de rezarle a Dios para que la salve. Decide, hacer un pacto con el diablo; construir una capilla para honrar su nombre a cambio de devolverle la vida a la muchacha. A partir de ese inicio, se va desarrollando este drama que está plagado de oscuridad, adentrándose en los aspectos más sórdidos del ser humano. Poniendo a la luz las miserias de estos personajes, que llevan a todo el pueblo a una vorágine de locura y muerte.

Es claro que la anécdota de la obra es un motor para exponer aspectos de la sociedad, las tensiones y tragedias que se dieron en estas últimas décadas.

Desde la dirección y dramaturgia realizada por Guillermo Parodi, se nota el trabajo en todos los aspectos. Cuidando cada detalle, desde el movimientos de los cuerpos en la escena, los momentos de mayor éxtasis contrastados por otros de una angustiante calma. Las imágenes logradas con una delicadeza pictórica. Los silencios y el ritmo que se imprime en cada situación.

Cabe destacar el elenco, sólido desde el cuerpo con un gran trabajo vocal, una proyección que baña toda la sala. Cada personaje tiene su singularidad y se dan muy bien los cambios de climas, sumergiendo al espectador en un constante devenir dramático.

La escenografía está realizada con unas formas geométricas en madera, que al moverlas transforman los espacios generando nuevas imágenes. Unas luces perfectamente elegidas que aportan un clima luctuoso sumado al humo se crea un mundo tenebroso y expectante.

Finalmente, la música en vivo contribuye a darle mayor fuerza a la escena, con ritmos telúricos propios de donde transcurre esta historia.

Una obra inmensa, plagada de simbologías, tremendamente teatral, un teatro vivo y auténtico.

 

Ficha:

Actores por aparición

Lorena Szekely Calavera (el santo)

Lucía Palacios Dolores Velásquez (hija de Alcibíades)

Lucas Soriano Don Ángel (el cura)

Marcelo Rodríguez Alcibíades Velásquez (terrateniente)

Julia Funari Crecencia (la nana)

Camilo Parodi Toribio Velásquez (hijo de Alcibíades)

Natalia Rey Magdalena (hija de la nana)

Músicos:

Piano: Juan Pablo Martini – Fuelle: Nahuel del Valle – Voz: Camilo Parodi

Dramaturgia y dirección

Guillermo Parodi

Género: Drama