Siglo de oro trans. Don Gil de las calzas verdes

Siglo de oro trans. Don Gil de las calzas verdes

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    CTBA

 

El deseo no tiene género

En el año 1635, se publica “Don Gil de las calzas verdes” considerada una de las obras más logradas del teatro barroco español. Su autor es Tirso de Molina, un emblemático dramaturgo que formó parte del Siglo de oro español junto con Calderón de la Barca y Lope de Vega, entre otros.

En principio, se trata de una comedia de enredos donde su principal artilugio es la confusión, la sincronizada entrada y salida de los personajes y las situaciones hilarantes que suelen estructurar la trama. Sin embargo, en este caso, se hace hincapié en el recurso – muy utilizado en aquella época- de la doncella disfrazada de varón. Es ahí, donde una mirada muy actual sobre la perspectiva de género toma preponderancia. En esta versión de Gonzalo Demaría se logra traer a nuestros días un clásico, dándole una absoluta vigencia.

Doña Juana descubre que Don Martín (quien le había prometido matrimonio) la deja por Doña Inés, una dama con una mayor dote. Éste, cambia su identidad por la de Don Gil para escapar de su compromiso previo y libremente lanzarse a la conquista de una mujer que en términos económicos le conviene más. Entonces, Doña Juana decide no quedarse con los brazos cruzados: redobla la apuesta asumiendo un doble rol, por un lado se disfraza de Doña Elvira (para hacerse amiga de Inés) y por otro de Don Gil de las calzas verdes (simulando ser otro pretendiente) con el fin de fraguar el plan de Don Martín, haciéndole probar la hiel del escarmiento. El juego de roles, la asunción de otras identidades o géneros, el travestismo y esencialmente el deseo -sin títulos ni rótulos- gira entorno de la trama que acertadamente trabaja esta adaptación del clásico.

El elenco está compuesto en su mayoría por personas trans, dato no menor ya que redobla la apuesta en cuanto al compromiso con las disidencias que interpelan la hegemonía de un orden heteronormativo. Payuca Del Pueblo, quien protagoniza esta obra con gran talento y solvencia, es seguido de grandes actores, actrices, cantantes o artistas (para definirlo con mayor precisión) que realzan la escena y están, sin dudas, a la altura de esta maravillosa propuesta. La dirección de Pablo Maritano es impecable: el desplazamiento de los actores en escena; el leguaje disruptivo que plantea una estética que, si bien conserva las convenciones de antaño, entreteje puentes con el público de hoy, haciendo dinámico el espectáculo y por demás atractivo; y, por último, la utilización de todos los recursos escénicos, como los músicos en vivo, los dispositivos escenográficos de telones y plataformas y los intervalos musicales. También cabe destacar el trabajo de María Emilia Tambutti en un diseño de vestuario, que no solo se limita a la contextualización de una época, sino que logra imponer su fuerte impronta sobre el escenario.

Este clásico del teatro español es una cita impostergable dentro de la cartelera porteña por : la forma en que esta contado, la irreverencia con la cual interpela al público y, esencialmente, la mirada que permite una revisión, una deconstrucción y una resignificación, tanto de los valores como de creencias que abordan la cuestión de género en nuestra sociedad.

Ficha:

Intérpretes:  Payuca, Monina Bonelli, Roberto Peloni, Ariel Pérez de María, Maiamar Abrodos, Martina Nikolle Ansardi, Rodrigo Arena, Julián Ekar, Emiliano Figueredo, Naty Menstrual, Fabián Minelli

Músicos en escena: Dolores Costoyas, Iván García, Hernán Alejandro Cuadrado

Dirección: Pablo Maritano

Categorías: Reseñas

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