Potestad

Potestad

Ficha

  • Datos de funciones:

    Jueves a las 21 y Sábados 22.30hs
    En Caras y Caretas 2037 - Sarmiento 2037, CABA

  • Entradas:

    Entrada General: $300.-
    A la venta en Alternativa Teatral

 

Con mirada oriental

Como es lo usual en obras de su dirección Norman Briski nos presenta un universo teatral que pone en cuestionamiento nuestra percepción y aproximación al teatro como espectadores occidentales. En esta oportunidad dirige la obra Potestad de su amigo, el dramaturgo, Eduardo “Tato” Pavlosvki en la sala del teatro Caras y Caretas. Para problematizar el hecho espectacular lo primero que hace Briski es inscribir toda la obra en una estética oriental. Utilizando criterios del teatro Noh y el teatro Kabuki el osado director pone sobre las tablas a una María Onetto que se ha despojado de su realismo actoral para enmascararse y recitarnos un desgarrador monólogo sobre la realidad histórica y política de Argentina durante la última dictadura cívico militar.

Esta obra, por primera vez protagonizada por una mujer, cuenta en un atormentado y complejo monólogo la historia de un médico que pierde a su hija en manos de unos hombres desconocidos y no identificados, a los que los espectadores asociamos automáticamente con militares y representantes de la dictadura. Sólo para enterarnos con el pasar del tiempo que la historia no es lo que creíamos. El maquillaje y el vestuario planeados por  Renata Schussheim tienen remiscencias a los inicios del teatro Kabuki en Japón, donde las actrices representaban indistintamente a hombres y mujeres. Y los medidos y sutiles movimientos con los que se desplaza graciosa y magistralmente Onetto por el escenario se inscriben en la tradición del teatro Noh.

Esta primera instancia estética, que nos es tan ajena, es el primer escalón de una serie de desmontajes que lleva a cabo el director  sobre la escena. Escrito en 1987, a la salida del proceso, un argumento tan cercano –y que con tal potencia despierta emociones y remueve la memoria colectiva del espectador argentino– como puede ser el de Pavloski se nos antoja frío, e incluso distante, en esta representación. No quedando exento de sacudirnos hasta la última fibra al poner de manifiesto la belleza y contundencia del texto.

La escenografía también tiene una potencia deconstructiva. Cuando en una primera instancia la actriz se desplaza, construyendo con su tránsito una nueva dimensión escenográfica, entre tres puentes que adornan el espacio. Y de forma mucho más osada, cuando incluso los artefactos de iluminación son manejados, entran en escena y se convierten en nuevos terrenos a transitar. A medida de que la historia se va esclareciendo, el artificio teatral se va desmoronando.

Esta obra maravillosa nos propone infinitas instancias de interpretación. Fomentando primero una reflexión histórica y una autocrítica a nuestra tendencia a apresurar conclusiones y juicios sobre algunos sucesos. Y luego, en una forma muy consonante con el estilo del director, a repensar el teatro mismo, sus límites, sus potencias y su importancia.

Ficha:

De Eduardo Pavlovsky
Dirigida por Norman Briski
Con María Onetto

Categorías: Reseñas

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