Vuelta de página, el milagro llegó a la villa del barrio

Ópera villera de una familia del barrio, conviven Javito, un pibe bardero, a puro vicio, descontrol y delito, Lamami que sufre por su hijo descarriado y La Olguita, la hermana, que no quiere saber más nada con la villa. Pero cuando todo parecía estar perdido, el destino les dará, la oportunidad de cambiar sus vidas.

No se mancha es un drama que combina tintes humorísticos y música en vivo, con una puesta en escena interesante, desde la iluminación y escenografía, hasta la construcción detallada de cada personaje.

Para contar el surgimiento de dos ídolos trágicos y populares: La Olguita y Javito, se plantea ya desde el guion, a cargo de Santiago Dejesús, una estética particular  situada al contexto de la historia, con un lenguaje rigurosamente villero fusionado a una amplia variedad de géneros musicales populares. La clave en la dramaturgia y dirección general de Santiago Dejesús y Francisco Estrada se encuentra en el modo de abordar el crudo reflejo de la villa y su respectiva marginalidad, a través de los sentimientos, de la ternura y del humor, que se apela para contrastar al profundo dramatismo representado pero con el respeto que se requiere. De esta forma, el espectador se ve envuelto en un dinamismo que está sumamente equilibrado para las situaciones planteadas, utilizando la música en vivo como pasaje entre la tensión de la escena y la emoción atravesada.

La escenografía propuesta es contundente y suficiente, cada objeto puesto en escena cuenta con una gran simbología para la representación. Invita al espectador a sumergirse en el interior de la villa, a través de la disposición y el recorrido en el escenario, no solo en el eje horizontal, sino que también en el eje vertical.

Otro gran punto a destacar de la obra es la versatilidad de cada uno de los cuatro intérpretes, hay una minuciosa tarea de representación y construcción para los siete personajes vistos en escena.

No se mancha aborda entrelíneas una profunda critica social y política que invita a la reflexión del espectador acerca de la marginalización y hasta incluso la estigmatización que tiene la sociedad para con “los villeros”. En este sentido, la obra está diseñada para tener una experiencia sensible altamente contrastada entre el odio y el amor, el drama y el humor que combina la música popular con la poesía, pero que justamente en esa tensión entre opuestos logra incomodar al espectador para poner en juego un punto  crítico, ser participe de una realidad que es ajena a la propia.

 

Ficha

Intérpretes: Adrián Albertoni, Carolina Allende, Laura Dantonio, Mónica Miravete

Músicos: Francisco Estrada, Franco Rolleri

Dirección general: Santiago Dejesús, Francisco Estrada

Dirección musical: Francisco Estrada