De ilusiones se vive
Ficha
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Datos de funciones:
Funciones
Domingos 20 horas
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. -
Prensa:
Prensa: Correydile
Hasta el último latido
Una obra delicada, intimista. Con dramaturgia y dirección de Paula Marrón, trata de un encuentro entre dos seres. Chela y Armando tienen una relación particular; no es muy claro que son pero sí que esas vivencias serán muy importantes para ambos. Chela, una mujer de edad mediana, que está internada en un hospital. Está aburrida, esperando a alguien. Es Armando; un hombre más joven, una persona que se nota simple, con menos instrucción, tal vez; aire de buenazo. Mucha sonrisa y entusiasmo; definitivamente encantador. Tiene un porte elegante y emana una especie de pureza y sencillez. Apenas entra, ella lo increpa. Le reprocha la demora, luego revisa lo que le llevó para que se sintiera bien (libros, agua, galletas) y protesta. Todo le parece insuficiente, poco, escaso. Claro, las relaciones son universos únicos con códigos propios. Ella está fastidiosa, en el hospital, sin sus cosas y sin saber hasta cuándo. Injustamente, descarga su desencanto y frustración sobre él, que resiste todos los embates con alguna ocurrencia. Cuando alguien está enojado o se siente mal suele revolear amargura para todos lados. Sabe que nada va a cambiar, pero el dolor quiere dañar, y es tirano, solo lo sacia lanzar el dardo que duela, el latigazo que caiga en la hendidura sensible del otro. Y en ese panorama desesperanzador, algo lo cambia todo: una carta, que como mago, Armando hace aparecer y que es una invitación al pueblo natal de ella. Un proyecto crea un camino entre un futuro y el corazón que desea. Así, ella gana nuevas fuerzas gracias a la ilusión y él descubre de su mano habilidades que consideraba muy lejanas a su realidad.
Un relato emotivo y amoroso que se sostiene sobre sólidas actuaciones, que se disfrutan por la entrega y credibilidad de ambos, condimentadas por los tangos cantados a capela por María de Cousandier y la emoción y simpatía de Fausto Guerra. La escenografía es mínima y transmite la desolación que vive ella.
Punto especial: en la función que asistí, un desperfecto técnico hizo que la función debiera interrumpirse y comenzarse nuevamente con luz de sala. Vimos la obra en estado crudo, sin la puesta de luces diseñada por Ricardo Sica. Aplaudo a los actores que debieron redoblar su concentración para abstraerse de las miradas cercanas de todos nosotros para permitirnos espiar impunemente su intimidad, sus esperanzas, sus quiebres y sus alegrías.
Ficha:
Dramaturgia y Dirección Paula Marrón
Con María de Cousandier y Fausto Guerra
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