Despojado

Detrás de todo hecho teatral existe un proceso creativo que concluirá en la producción de un espectáculo. Las ideas dispersas sobre un tema en particular funcionan como disparadores, siendo parte de la búsqueda del interés genuino de un artista, de la necesidad de consolidarse en una obra. Sin embargo, en muchos casos ese acto creativo queda a medio camino: la obra no se concreta como tal y solo quedan bocetos.

Pero en este caso, esas idas y vueltas del pensamiento, las imágenes, las posibles estructuras de un esquema dramático, las vivencias que buscan un canal de expresión, para el autor bastarán y se abrirán paso al público.

En una pequeña sala que no intenta maquillarse de otra cosa, una pantalla muestra una mirada proyectada desde algún lugar, acompañada de la voz en off del autor; no más que eso es necesario para empezar. Luego el cuerpo del interprete aparecerá dando un testimonio, exponiendo ante el espectador diversos recursos que mantendrán su interés. El plano existencial no solo de la obra en sí, sino también de lo que nos acontece como seres humanos se verá reflejado en gran parte de la propuesta. Las experiencias en festivales, el trabajo con los actores, las obras que fueron o no llegaron a ser, las voces de los que ya no están, pero siguen presentes y aún acompañan: forman parte de esa banda ausente que le da plena existencia a la propuesta.

La puesta de luces y los escasos objetos en escena -un micrófono, un instrumento musical y un proyector- determinarán el espacio donde el cuerpo y la voz de Martín Flores Cárdenas son los únicos protagonistas.

“No hay Banda” es una alternativa muy interesante y realmente emotiva; en especial, para quienes son parte del mundo del teatro: actores, directores, dramaturgos. Es una invitación a sumergirse en ese proceso de creación indispensable que va más allá de los resultados que genere cualquier espectáculo.

Ficha:

Actuación y dirección: Martín Flores Cárdenas

Género: Drama