América, de Alaska hasta la Patagonia

En un rancho perdido en los confines del far west americano, cerco y calavera de búfalo mediante, habitan tres gauchos híbridos: Ariel, Entorno e Infante. Por más pose y prosa gauchesca que ostenten con impecable acento, estos inmigrantes al borde de la ilegalidad en Estados Unidos ponen a prueba el origen en la construcción de la identidad en esta fantástica comedia de nombre The Gauchos americanos, escrita y dirigida por Julián Mesri.

Pero estos aparentes rastreadores de La Pampa desteñidos no están solos. En su lucha por habitar América toda (o al menos en su precaria pulpería en medio de la nada), poseen un aliado: Billy, el abogado que intenta preservar el visado de Ariel, el más complicado de los tres en este aspecto. Asimismo, y, como corresponde a esta suerte de western spaghetti teatral, un antagonista llega a cumplir su función detractora. Se trata de Gazpacho, un yanqui de pura cepa (es decir, uno de raíz mejicana, como parecieran ser los estadounidenses de pura cepa hoy por hoy) que no soporta la idea de un inmigrante ilegal contaminando su America, the beautiful. De spaghetti western a estofado de pato criollo, el humor absurdo está servido.

La puesta opera por varias aristas, empezando por la ya mencionada y brillante recreación del rancho del oeste de EEUU (del escenógrafo Norberto Laino). Se vale así de otros recursos para poder servir con ingenio una risa a una platea que celebra éste humor con complicidad. Está, por un lado, el excelente diseño sonoro a cargo de Julián Mesri, que oscila por todo el gran continente que habitamos tanto para cumplir con estereotipos como para quebrarlos con inteligencia. Una vieja televisión de tubo con breves inserts audiovisuales acompañan a una aparente tesis subyacente; se trata de la pregunta por cuán determinante es el pasaporte, nuestra vida infante o el entorno (¿coincidencia?) lo que termina de definir unívocamente a una persona. Crédito extra por llevar a cabo ésta y muchas más ideas que probablemente escapen a este observador sin la necesidad de escenas que bajen línea expresamente al espectador.

Ante todo, el párrafo de cierre lo merece el elenco, también de origen disperso por toda América. Agustín Repetto, Fernando Locatelli, Rubén Sabadini, Steve Kisicki y Adrián Pascoe llenan la platea no solo de espectadores sino también de risas, producto de guiños ingeniosos. Y esto no podrían lograrlo sin personajes tan detalladamente recreados que, bajo una construcción de un potente guion, toman los estereotipos como punto de partida para romperlos, cruzarlos con otros, desbaratarlos sin desconocer sus pertinencias. Hay, me atrevo a decir, una metáfora subyacente en esta construcción de personajes homologable a lo que es nuestro continente: un hervidero de culturas riquísimas no solo por sus raíces más puras sino más bien por sus aún más fascinantes cruces. Y cuando uno puede extraer este tipo de reflexiones (sean rebuscadas o no) luego de reírse por una hora, sabe que está en la presencia de una imperdible.

Ficha:

Autor: Julián Mesri / Director: Julián Mesri

Colaboración y asistencia en dirección: María Lucila Quarleri

Actúan: Agustín Repetto, Fernando Locatelli, Rubén Sabadini, Steve Kisicki y Adrián Pascoe.