Dónde está tu motor

Un complejo cruce, una extraña fusión entre organismo y máquina que se entretejen y ya forman una sola cosa. De corte fantástico, la obra construye un espacio onírico que funde el pasado a un tiempo en donde las máquinas se apoderan de los cuerpos. Una camilla en el centro de la escena rodeada por una cortina traslucida es el consultorio de la doctora Liberman. De aspecto severo, y ciertas creencias persecutorias, se deja ver precisa e inobjetable, su atuendo (vestido y peinado) simula aquellos cirujanos medievales.

La historia inicia cuando un ama de casa, una tanto agobiada, pero excitantemente seductora llega a la sala de operaciones para ser extirpada de una erótica prolongación enredada en su cuerpo y sobresaliente desde una de sus extremidades. Un caso delicado que requerirá, sin duda alguna, de las manos de una profesional audaz y creativa. Un artefacto y un juego seductor, voraz y frenético en la interacción obsesiva entre el uso y el abuso que solo hablan del vacío existencial y la soledad más angustiante de esta época.

Si bien la pieza es lineal, la trama se hilvana mediante cortes que dan cuenta del paso del tiempo y un vínculo fuerte que se gesta entre médica-paciente. La doctora lleva el registro de los hechos en un pequeño grabador que a modo de diario capturará sus emociones. Las intérpretes, sostenidas por un meticuloso juego de habilidades escénicas, pero no solo de forma o de técnica, sino revelador de caracteres profundos, de realidades que la mentira moral disimula, cumplen su labor fervientemente demostrada en un vendaval de carcajadas ante las histriónicas ocurrencias y desopilantes respuestas (como cuando la doctora le devuelve a Leticia el motor de la aspiradora que ahora es ella o en el relato del día que adquirió la máquina).

En definitiva, el profundo y vigoroso retrato de hombres y mujeres que tratan de construirse aferrándose a lo material, perdidos en el sin sentido. La música en vivo con los acordes del piano anima cada escena y el desenlace: aclamado.

Ficha

Autoría: Malena Laurent y Sol Zaragozi

Actúan: Malena Laurent y Sol Zaragozi

Vestuario: Malena Laurent

Escenografía: Nazarena Cofferati

Diseño de luces: Rodo Eversdijk

Fotografía: Anabella Sarrias

Colaboración artística: Luna Schapira

Músico: Sebastian Sonenblum
Dirección de movimiento y coreografía: Fioreya

Prensa: Prensópolis

Producción: Antonella Fagetti

Dirección: Violeta Marquis

Agradecimiento: Eugenio Scholnicov

Comedia