Una comedia negra

Las dos mujeres encargadas del cuidado de Radojka, una anciana de origen serbio, que vive sola y muy lejos de su familia, la encuentran muerta en su bañadera, ante la certeza de perder su trabajo, en el cual se encuentran muy a gusto, Urden un plan absurdo y delirante.

La puesta del director apunta al lucimiento del texto y de las intérpretes, y a construir una eficaz evolución del conflicto.

En consonancia con esto, en la puesta en escena prevalece el triángulo primario rojo, verde y azul.

Dime con quién andas.

Patricia Palmer, como Gloria, la cuidadora de más edad y la más temerosa, arrasa el escenario y se apropia de la obra con un despliegue de recursos actorales, algunos más propios de la comedia y otros de la tragedia, siempre al servicio del humor y de su macabro personaje.

Marcela Kloosterboer como Lucia, forma un eficaz contrapunto con una interpretación estudiadamente más ligera con la cual aporta frescura, espontaneidad y delirio. Destacable su trabajo como se va corriendo a lo largo de la obra, casi en microdosis, a un lugar muy distinto.

Este contraste se refuerza con el vestuario, colorido y juvenil, más inocente para Lucia y oscuro y monocorde para Gloria.

La escenografía representa con naturalismo un antiguo departamento de una señora de muy buen pasar económico.

La dirección de actores mantiene un ritmo de comedia constante que resulta muy eficaz, lo mismo en el trabajo de oposición entre los dos personajes y en los pequeños cambios de escena, los que se producen a la vista del público.

Un texto dinámico muy entretenido que se ríe de temas como el abandono, la muerte, la vejez y la precariedad laboral.

Una receta que resulta de suma eficacia, que mezcla una gran dosis de humor tendencioso con una bastante más pequeña de humor inocente, con el ingenio suficiente para recurrir a lugares comunes sin caer él lo trillado, como son el tópico de los consejos maternos, o la cultura de los refranes, y las distintas posibilidades personales de acuerdo a las condiciones socioculturales.

Es destacable el nivel de disparate y delirio que van construyendo, que permite en un momento presentar un muñeco en el escenario a modo de personaje sin que se pierda la verosimilitud de lo que sucede.

La obra se construye también en otro contrapunto, la cercanía /lejanía.

Ubica la muerte fuera del escenario y a la víctima, con su economía resuelta, procede de un país lejano, que habla una lengua extraña. Las cuidadoras, condicionadas por la falta de recursos, transitan una cotidianidad mucho más reconocible.

Al final, mucho de lo que se suponía de estos monstruos que despiertan la risa resulta no ser cierto.

Una propuesta delirante para permitirse desatar tensiones con altas dosis de humor tendencioso

 

Ficha

Intérpretes:

Patricia Palmer

Marcela Kloosterboer

Dirección:

Diego Rinaldi

Género: Comedia