La última carta
Una ex pareja se reúne luego de dos años sin verse para concluir los trámites de divorcio. Se encuentran en el lobby del hotel en el que se hospedan y comparten unas pocas horas antes del adiós final.
¿Quiénes son estas dos personas que se han jurado alguna vez amor eterno y ahora casi no pueden sostenerse la mirada? ¿Muere el amor? ¿O es que simplemente, mutamos, y también nuestros sentimientos? Y si muere, ¿en qué momento? ¿Con la primera decepción, con la primera mentira, con el silencio? Esta obra nos relata un encuentro cargado de tristeza de dos personas aún jóvenes y con mucho por delante. A ambas los esperan sus nuevas parejas y queda poco tiempo antes de partir. Lo que tengan pendiente, debe ser jugado sin demora.
Pero el aire entre ellos es denso y frío. Si alguna vez hubo risas y complicidad, proyectos, noches de pasión y promesas, ahora quedan solo miradas lejanas, algunas frases altaneras y dudas. Él es quien ha sido engañado y sin embargo está ahí, entregado, buscando conversación, desmenuzando los recuerdos dolorosos que torturan otra vez al volver a la luz eso que no fue un error, que no fue sin intención: ella simplemente no lo tuvo en cuenta; aparece el morbo del herido que goza sufriendo otra vez, porque entiende su dolor como un castigo para el otro. Siempre hay uno más fuerte en una pareja. Él trata de absorberla con la mirada, suplica, desea poseerla. Y ahí juega el ego, o ¿es el corazón lo que duele por el engaño? Ella, la que mintió, y abandonó, lo mira con distancia. Con cierto desprecio. Tal vez porque no supo descubrirla a tiempo y re enamorarla antes de la traición o tal vez porque a pesar de haberlo dañado él está ahí, queriéndola.
Un texto profundo, pleno de sutileza, llevado muy bien adelante por Debora Longobardi y Ulises Puiggrós , con la complejidad de que lo que se dice es mucho menos que lo que está pasando. Una puesta limpia, dos actores y algunas voces en off para hacernos testigos de esta historia que, a pesar de sus años, es actual en la crudeza de cirujano que tiene para llegar justo al hueso. Inteligentemente han sacado provecho del maravilloso espacio lateral de La Comedia . Un lugar antiguo, imponente y elegante, que habla por sí mismo y que es un hermoso marco para esta obra intimista. Un lugar pequeño, en el que el público está muy cerca (yo lo pondría más cerca aún, sin embargo). La acción es concentrada; los desplazamientos de los personajes pueden reducirse a unas pocas líneas en el espacio, lo que hace que el foco de la mirada esté permanentemente en ambos personajes, que están muy expuestos. El bello vestuario y los elementos en escena, sólo los imprescindibles para la verosimilitud, cierran de manera acorde la propuesta.

Ficha:

Autora: Marguerite Duras
Dirección: Graciela Pereyra
Coach de Actores: Lili Popovich
Actúan: Debora Longobardi y Ulises Puiggrós
Voces en off: Julia Eva Saggini, Diego Ramos y Georgina Rey
Música: Germán Lozano