En la tierra del Edén

“Para olvidarme de ti voy a cultivar la tierra
En ella espero encontrar remedio para mi pena
Aquí plantare el rosal
De las espinas más gruesas
Tendré lista la corona
Para cuando en mi te mueras”

Violeta Parra- Canción “La jardinera”

El catorce de febrero se celebra el día de San Valentín, grata tradición para los enamorados que disfrutan de compañía, pero para los que no, como Julia, esa fecha está acompañada por la reflexión, la melancolía y la desdicha, entre otras tantas variantes emocionales y vaya si las hay.
A la sombra del paraíso, es un unipersonal escrito y también representado por Marcela De Grande que, siendo Julia, abre las puestas del Edén, no es precisamente el paraíso sino un vivero que atiende y en medio de rosas, petunias y Jazmines cuenta como fue el comienzo (y final) de su historia de amor con Román, los contratiempos de su día a día, sus sueños, etc.
A lo largo de una hora se puede observar a De Grande sumergida en el mundo de una florista que recorre un clima templado y que lleva a los espectadores a querer a este personaje que hace reír con poemas de lo más ocurrentes, mientras atiende y “dialoga” con clientes que entran a comprar flores en San Valentín. Poco a poco se conoce como es julia y sus pensamientos acerca del amor, las confusiones que esto mismo le ha generado y las desdichas que tocaron el timbre de su corazón.
La decoración del espacio escénico refiere a un vivero, hecho de madera, cartón y papel y con estos elementos se figura una variedad prolija y colorida de flores y plantas de todo tipo, colocadas en cajas y cajas de madera que ofician de estanterías. Una escenografía hermosa y porque no también frágil. Aquí es donde se reúne con la naturaleza de este personaje.
La dirección de Germán Rodríguez juega por diferentes universos escénicos en este pequeño mundo donde se muestra el mapa sentimental de Julia.
A la sombra del paraíso es una obra sensible que lleva al espectador a un terreno fértil donde solo crecen las buenas obras.

Ficha:
Dirección: German Rodríguez
Interpretación y dramaturgia: Marcela De Grande