Yo también me llamo Hokusai

Yo también me llamo Hokusai

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La gran ola llamada arte

Iván Hochman evidencia desde el primer momento que romper la cuarta pared es el juego a proponer “yo no soy Tipo Faez” declama, evidenciando que Hochman es Hochman, protagonista de la serie El amor después del amor, pero también es ese escritor que ansía lograr el éxito con una obra basada en el arte de Hokusai.

Y a partir de ese arranque potente, de una verdad inusitada, el unipersonal de Hochman transita con originalidad un camino seguro en dónde se luce con cada decisión de puesta y la participación del público, haciendo que el escenario no se limite al proscenio y que todos los presentes formen parte, paradójicamente, del unipersonal. Todos serán una gran ola.

La gran ola de Kanagawa, de Matsushita Hokusai, dispara una narración que se basa en una ruptura sentimental y el proceso creativo de la escritura de un personaje sin nombre; a lo largo de ella veremos un enmarañado de recuerdos, frustraciones y todo tipo de ocurrencias, que el protagonista despliega para lidiar con la partida de María, su gran amor. Pero esta reflexión creativa se traslada al plano de Hochman quien cuenta sus peripecias e inseguridades a la hora de llevar a cabo una obra, sin quedar encasillado a su gran éxito actual, y reflexiona cómo llevar a cabo la pieza teatral contando con el apoyo de sus amistades y sus repetitivos consejos dados por ellos.

Iván Hochman protagoniza un unipersonal en el que despliega todo su talento, tanto dramático, pero sobre todo humorístico, demostrado con una ductilidad y un carisma atrapantes; este talento permite poner en evidencia una reflexión estética que entrecruza los dos niveles del relato, y, si se hila más fino un tercer nivel que es La gran ola de Kanagawa: la obra de arte y su relación con la creación artística.

La puesta es sencilla: un teclado, algunos reflectores, una pintura, una silla y un piso rodeado de frases y números que serán dichos a lo largo de la obra en boca del protagonista. Son elementos que el personaje utiliza para sumergirse (y sumergir a la audiencia) en el desamor que vive el escritor sin nombre, o en el meta-relato de la construcción de la obra. Estos momentos están levemente diferenciados por un movimiento corporal, por un cambio de luz, por el silencio o por la voz en off que será un gran recurso explorado.

La construcción de la obra es compleja, no es solamente una obra inteligente con una gran actuación, es divertida y atrapante, lo que construye otra cosa completamente diferente y de gran riqueza de elementos narrativos que el público disfruta plenamente.

El mar y sus olas, y Hokusai, están sobre el escenario, ya sea con sonidos, en la estampa de una remera o en el color de las luces. La ola de Hokusai es omnipresente en todo momento, es una ola que arrastra con todo, que se devora todo y que abarca todo, como el arte en sí mismo.

 

Ficha

Director:  Tomas Masariche

Interprete: Iván Hochman

Categorías: Reseñas

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