Un ser nacido para la libertad

Joel Minguet nos da la bienvenida entre penumbras, solo se divisan un banco, una mesa y una copa de vino. La suave cadencia de su guitarra nos recuerda el sonido del mar. El artista catalán comienza a generar una atmosfera onírica e inquietante, solo interrumpida al encender unas velas, estableciendo el primer contacto visual con su público, acto seguido, las apaga. En esos claroscuros se mueve Minguet, evocando a un Federico García Lorca inherentemente vinculado a esa danza lumínica, aquel que en palabras del poeta Vicente Alexaindre podía ser ese poderoso encantador, disipador de tristezas, hechicero de la alegría, señalando al mismo tiempo otro Federico, una imagen suya que no todos han visto: al noble Federico de la tristeza, al hombre de soledad y pasión que en el vértigo de su vida de triunfo difícilmente podía adivinarse.

La obra, que supo lucirse en el mítico Teatro Romea de Barcelona, navega entre la poesía, la música y el teatro, centrándose en la juventud del poeta granadino, para detenerse en su vínculo de amor y amistad con Salvador Dalí, el cuál desarrolla mediante la correspondencia que ambos mantuvieron. Es así como Minguet despliega su repertorio musical hilando poemas tales como “Tarde”, “Si mis manos pudieran deshojar”, “Madrigal”, “Encrucijada”, “Hora de estrellas”, “Chopo muerto”, “Balada del agua del mar” y “Deseo”, pertenecientes a Libro de poemas (1921).

Hacia el final, todo se tiñe de guerra. Minguet evoca por última vez al poeta, haciendo gala de sus recursos actorales, esbozando un monólogo que cala los huesos hasta lo profundo mientras narra el derrotero de su impune fusilamiento en manos de las tropas franquistas.

“Lorca tenía 38 años cuando lo fusilaron, la madrugada del 18 de agosto de 1936. Un homosexual, rojo y republicano en un pueblo de mancos, en un país de paletos manipulables. Un cadáver eterno está en una cuneta. Una constelación de carne y hueso es observada por la Osa Mayor mientras llora la estupidez humana. Muerto e inmortal. Los que le quitaron la vida se la dieron para siempre”. La guitarra cesa. Solo se escucha el sonido del mar.

 

Ficha:

Actor: Joel Minguet

Dirección: Joel Minguet