Océano emocional

El transporte mental del espectador hacia la década del 90, es una propuesta directa e inmediata. Las referencias a personalidades de esa época, sitios emblemáticos, modelos en auge, recordadas series televisivas, el vestuario y la escenografía; dan cuenta de ese momento histórico tan peculiar para la Nación Argentina.

En una habitación de paredes rosas, con mobiliario de color blanco, una cama/cuna, juguetes esparcidos por el ambiente, la típica mesa y bancos de niños; una joven estudiante de Biología se embarca en una travesía introspectiva mientras trabaja como niñera en el hogar de una familia adinerada. La protagonista, Milena (Violeta Urtizberea), teje una narrativa íntima y conmovedora, compartiendo su vida en tiempo real con Angie, la bebé a su cuidado.

La trama se desenvuelve revelando frustraciones, miedos, anhelos, romances, fantasías y las intersecciones de estas líneas en la vida de Milena. La historia se presenta como un tejido complejo, donde la protagonista enfrenta la incertidumbre del futuro mientras despliega un universo teñido por sus emociones y pensamientos.

El fondo del mar y sus habitantes se convierten en una poderosa metáfora (incluso convertida en realidad al momento de las transiciones, donde la pared se convierte en un reflejo de los corales marinos y la inmensidad oceánica). Ella como estudiante de biología dará cuenta de sus investigaciones y llenará sus discursos de notables datos sobre los ecosistemas marinos.

Bajo la dramaturgia costumbrista y sin pretensiones de Tamara Tenenbaum y la actuación destacada de Violeta Urtizberea, la obra cautiva al público con su exploración poética de la búsqueda personal y los costos asociados con la adultez. La narrativa se desenvuelve con intensidad a medida que Milena se esfuerza por comprender sus propios anhelos, enfrentándose a diversos dilemas.

La dirección de Andrea Garrote se destaca al lograr que la obra fluya con armonía, permitiendo que el público se sumerja en la complejidad de los personajes y la trama. El uso de metáforas visuales, como el océano, añade capas de profundidad a la experiencia teatral.

Una casa llena de agua no solo es un retrato de la década del 90, sino también un reflejo atemporal de las luchas universales de la juventud y la transición hacia la adultez. Con una narrativa rica y simbólica, esta obra teatral deja una huella duradera en la mente del espectador, invitándolo a reflexionar sobre su propio viaje en este vasto océano de la vida.

 

Ficha

Elenco: Violeta Urtizberea

Dirección: Andrea Garrote

Género: Comedia dramática. Unipersonal