Mientras uno quiera recordar, la memoria seguirá presente

La Guerra de las Malvinas es el nombre que recibe el conflicto armado entre Argentina y Reino Unido desarrollado en 1982 por el Atlántico Sur para disputar la soberanía de los archipiélagos de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur que contemplan una superficie de más de 1.500.000 hectáreas. Este conflicto ocurrió, principalmente, producto de que Reino Unido, debido a su situación económica, estaba buscando controlar el comercio a través de puntos geográficos y la Argentina en ese momento se encontraba bajo un régimen militar que tenía gran resistencia por parte de la población.

Entre el 8 y 9 de mayo de ese año, se realizó el programa de televisión “Las 24 horas de las Malvinas” emitido por canal 7. Este convocó a grandes figuras del espectáculo y tuvo como objetivo solidarizar con los argentinos que se encontraban batallando mediante la recaudación de fondos. Flavio Abraldes tomó como punto de partida este hecho histórico: sus antecedentes y sus consecuencias, y su propia historia para desarrollar “24 Hs por el krill” y llevar esta pieza teatral a otro nivel.

La junta ha programado un despampanante show televisivo. Los conductores (Pato Berardo y Antonella Fittipaldi) son dos figuras públicas de mucho prestigio que tienen el desafío de conducir el programa “24 Hs por el krill” y transmitir el mensaje de la junta militar. Cada uno tiene diferentes anhelos y miedos personales, políticos y sociales que se ven truncados con la idea de este aclamado estelar. A medida que se organiza el set de televisión, la pauta y quienes compartirán junto a ellos el programa, es posible observar cómo las motivaciones que sostienen a cada uno, comienzan a develarse afirmando o negando el mensaje impuesto por la junta.

La obra enrostra el carácter sensacionalista del programa. Uno de los números principales previstos es un tango entre la famosa Margot (Cecilia Capello) y uno de los militares de la junta, Amadeo (Ivan Diaz Benitez). Margot es convocada por el conductor con el fin de cuidarla de la persecución política y  Amadeo además tramar mismo el show, ha planeado este número para aprovecharse del momento y limpiar su imagen. El glamour de los rostros, el pasado de los personajes y las relaciones de poder sostienen, por momentos, la gran y cruel mentira que se esconde.

Pero el maquillaje no lo tapa todo. La esposa de uno de los soldados que se encuentra en Malvinas (Carolina Krivoruk) se ha ofrecido como voluntaria para colaborar con la causa. Le han dado la tarea de ordenar las donaciones y se encuentra trabajando con todos los involucrados en el set. Con sus ganas de conocer más sobre la televisión y sus rostros, este personaje muestra a una joven argentina de aquellos años. Llena de curiosidad y ternura. Una jovencita preocupada y confundida con la desinformación que circula a su alrededor. Su inocencia y fe refleja parte de su generación, parte de esos pibes de Malvinas.

A modo general, se observan cuatro espacios escénicos: el camarín, el set o estudio de televisión, el pasillo con las donaciones y un corredor subterráneo que conecta el camarín con el estudio. Tanto el vestuario como la utilería evoca el comienzo de los 80 ‘s. Una paleta de colores que destaca a cada personaje sobre el tono marrón del plano general compuesto por el sillón y las cajas. El trabajo de las luces sitúa al espectador en los diferentes espacios y le da textura a la escena. Por último, cabe destacar que esta puesta en escena se termina de completar con los momentos de música en vivo compuestos por una voz y una guitarra. Reviven así los 80’ s y le brindan una cuota de humanidad a aquellos rostros.

¿Y, el krill? Abraldes, resalta y juega con uno de los grandes valores que se encuentra en Malvinas. Un crustáceo similar a un langostino, comúnmente conocido como krill, es el alimento principal de aves, mamíferos marinos, calamares y peces. Además, llega a representar entre el 80% y 90% de la alimentación de muchos de estos animales. Considerando esto, parece pertinente preguntarse si las donaciones y el manejo de la información era por los chicos y sus familias o, en realidad, era una cuestión de poder sutilmente representada por este baluarte.

La obra muestra, a través de sus diálogos, silencios y acciones, cómo argentinos y argentinas comienzan a dejar todo por la patria. Evidencia las bajas de los soldados argentinos, lo jóvenes que eran y la poca información que recibían sus familias. Sin explicitar el horror, la obra lo rodea con mucha sensibilidad. La apuesta dramática se sostiene y se digiere también gracias a la cuota de humor que integra. Oscila constantemente entre el orgullo de ver a un pueblo que se moviliza y la decepción total. Finalmente, será un giro inesperado en el set el que abrirá más de una interrogante.

Más allá de la herida que abre la obra, la invitación radica en el objetivo de convocarla. Esta pieza anima a recordar para no olvidar, a escuchar aquellos relatos que fueron silenciados y a reconocer la urgencia en la demanda de verdad y  justicia, por todos esos chicos y sus familias.

Ficha

Dramaturgia y dirección: Flavio Abraldes

Actúan: Pato Berardo, Cecilia Capello, Ivan Diaz Benitez, Antonella Fittipaldi, Carolina Krivoruk