Una verdad que arde

En el silencio expectante de una sala pequeña, una figura se recorta bajo la luz violeta: allí se encuentra una persona vestida de bucaneras, peluca azul eléctrica, mirada que atraviesa la oscuridad. Pantera Negra, un unipersonal interpretado por Daniel Ritto y basado en la novela Mora, una confesión travesti de María Maratea, lleva al espectador a un territorio donde la identidad se construye entre el dolor y el deseo.

En el escenario se vislumbra una silla, una manta, un cuerpo que se convierte en campo de batalla. Desde ahí emerge una voz que se desnuda palabra a palabra, confesando un viaje interior donde el género, la memoria y la dignidad se enfrentan sin piedad. No hay artificios, solo la potencia de un actor que sostiene toda una vida en escena, cruzando la fragilidad con una fuerza feroz.

La dirección apuesta a la cercanía, cada movimiento, cada pausa y cada sombra están medidos para que el público sienta la respiración del personaje. El uso del color, en especial el azul flúor que lo envuelve todo, parece materializar el límite entre lo real y lo imaginado. En ese espacio suspendido, el pasado se vuelve relato y el cuerpo, manifiesto.

Esta obra no busca conmover por lástima sino por verdad. Es teatro en carne viva, con un ritmo que se arrastra, se acelera y se quiebra, igual que la identidad que narra. Las palabras de Maratea encuentran en Ritvo una traducción escénica profunda, casi ritual, que rescata la ternura dentro de la herida.

Al final, lo que queda no es una historia, sino la presencia de alguien que se atreve a existir bajo su propia luz.

Ficha:

Actor: Daniel Ritto

Director: Daniel Ritto

Auspicia: Programa radial Boquitas Pintadas

Espacio: Tole Tole

Prensa: Karim Gonzalez