¿Hasta cuándo?
Al ingresar a la sala de Nün teatro, se percibe el aire espeso de un ambiente colmado de las más diversas energías. Un denso ambiente se apodera de cada espectador que entra minutos antes del inicio. El público se mezcla con los personajes de esta historia, que de absurda no tiene nada.
La Naty es “la nueva” del puterío en un pueblo lejano. Dentro del mundo de las putas y los travestis se encuentra Miguel, que representa la participación activa y no menos importante del cliente como uno de los engranajes principales de este negocio.
En un ambiente hostil y lleno de aberraciones, la historia transcurre en torno a la desesperación que siente una joven sometida a la trata de personas.
No hace falta más que un catre, un parlante y una mesa con sillas para lograr tamaña similitud con un prostíbulo. La música, luces y otros detalles logran imitar perfectamente un ambiente colmado de los estados mundanos más bajos. Las secuencias y situaciones que se presentan en escena causan dolor e impresión al generar un sentimiento de realidad con la vida cotidiana. Los rumores instalados socialmente y grabados a fuego en el inconsciente colectivo afloran a la superficie con cada grito, llanto y pedido de auxilio de “la nueva”.
Con aberrantes y repetidos actos de agresión e insensibilidad, el desarrollo de la trama propone la concientización de la existencia de un mundo paralelo al del respeto y la dignidad.
El vestuario vulgar y provocativo de los personajes plantea una realidad al alcance de la mano. Los mensajes de la Naty narrando su propia historia de vida en primera persona, cortando incluso el curso corriente de los actos, es un recurso muy efectivo y bien logrado por parte de la directora Sol Bonelli.
Flores de Tajy nos introduce de lleno en la dolorosa y oscura realidad. El egoísmo, la ira y la animalidad son los protagonistas de esta historia repetida y que pareciera no tener fin.

Ficha:
Dramaturgia y Dirección: Sol Bonelli Elenco: Florencia Patruno, Candela Suárez López, Martín Folco y Pedro Jerez | Asistente de dirección: Manuela Martínez | Producción: María Fernández Aramburu