La petite mort

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Dos chicas y una bañera

El cálido escenario se tiñe de rojo y el aire se mezcla con humo, en el centro una bañera con estrellas, las mismas que decoran el telón de fondo también rojo, con mucho brillo, todo es intenso, tanto, como la historia que se va a contar.

La primera en llegar es Abril y entra en la bañera, volviéndose ese espacio reducido, el marco para que las protagonistas se muevan y relacionen  una buena parte del espectáculo. Luego llega Ivanna, cantando “El amor” (de la cantante española Massiel), se ven y el flechazo es inmediato.

Sus personalidades son claras desde su aspecto, mientras que Abril usa colores claros, ropa cómoda y se la ve corporalmente muy suelta y relajada, su compañera lleva ropa de cuero al cuerpo y se muestra fuerte, firme. Los cuerpos hablan por sí solos.

Este espectáculo de Valeria Ambrosio más que contar una historia, la canta, ya que no hay diálogos hablados, sólo algunos pequeños monólogos, todo se dice a través de canciones siendo la mayoría en italiano y francés, aunque también hay algunas en español. Este no es un impedimento para comprender la historia, ya que la directora creo una puesta al servicio de la escena.

Si bien las canciones son el hilo conductor, las acciones y la expresividad en múltiples niveles de las protagonistas, permiten disfrutar más allá de lo que podría ser la barrera idiomática. Con esto también colabora la parte coreográfica, que hace dialogar a los cuerpos y quién está a cargo de esto es Sebastián Codega.

Las chicas están acompañadas por el piano y los coros de Matías Chapiro (Director musical). Si bien ayuda a diferenciar las personalidades de los personajes, marcando la fuerte pasionalidad de una, frente a la soltura y la libertad de la otra, la realidad es que Ivanna se percibe muy superior en escena, su presencia es muy fuerte y esto hace que Abril por momentos se perciba un poco “pequeña” desde la platea.

Abril es una artista urbana y eso queda clarísimo al escucharla, ya que si bien está en personaje, mantiene su esencia, sumándole su estilo a canciones ya conocidas. Mientras que Ivanna hace uso de su gran experiencia y fuerza escénica para llevar los temas versiones más similares a los que se conocen. Igualmente cabe aclarar que todos los temas tienen su versión en este espectáculo (incluso hay nuevos) y algunos darán que hablar, al volverse explosivos.

Este musical, como todo lo que hace Valeria, se corre de “la normalidad”, usa la metáfora, la sugerencia, propone, juega con el lenguaje escénico y deja puertas permanentemente abiertas para que el espectador pueda cerrar la idea como mejor le parezca.  La historia se cuenta en fragmentos, como fotografías de momentos, no se sabe cuánto tiempo paso entre un hecho y otro, pero tampoco importa, lo interesante es la pincelada. Todo esto está guiado por “Fragmentos de un discurso amoroso” del (entre otras cosas) semiólogo francés Roland Barthes.

Un espectáculo innovador e intenso… tanto, como una relación lo puede ser.

 

Ficha:

Dirección: Valeria Ambrosio

Dirección musical: Matías Chapiro

Con: Ivanna Rossi y Abril Citt (Acit)

Género: musical

Categorías: Musicales, Reseñas

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