Jugando en un tiempo dormido
Ficha
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Datos de funciones:
Viernes 22,30 hs
Teatro Belisario Club de Cultura
Corrientes 1624 -
Prensa:
Correydile
Familia desbordada
Una obra que muestra el drama de una familia llegando a su punto de quiebre. Una angustia acumulada define a la pareja protagonista, Lily y Diego, padres de un hijo con problemas de salud mental al cual eligen medicar, ellos conviven con el tío Rafael que tiene un taller de juguetes pero su visión sobre la crianza y sobre el mundo los aleja cada vez más.
Un dramón excelentemente sostenido mediante el manejo de la tensión dramática en cada enfrentamiento entre los personajes, así, escena tras escena se van delineando las posiciones sobre la crianza del menor. Por un lado, Lily y Diego (Agustina Sáenz, Fernando Arsenian) se desviven de amor por su único hijo Julián, pero están desbordados por controlar los trastornos que este sufre; por otro lado, Rafael (Lucas Alvarez) hermano de Diego, tiene una personalidad aniñada que da cuenta que también sufre de una deficiencia mental que lo lleva ser dependiente de su hermano y su familia. Sin embargo, Rafael piensa, siente y decide por sí solo, construye juguetes porque apela a la imaginación pero es el futuro al que Lily y Diego tanto temen.
La escenografía y el vestuario se complementan en función de una puesta en escena realista, colores amarronados, muebles gastados y en desuso, caracterizan a esa casa-almacén en un pueblo sin esperanza de modernizarse como una ciudad y, así mismo, los personajes expresan también la amargura de la realidad que les toca vivir. En contraste con ese cuadro familiar abatido, una mesa con juguetes de madera expresa la intención de Rafael de aferrarse a las ilusiones perdidas, pero esos sueños sólo quedan latentes pues ya nadie juega con esos juguetes.
Una conmovedora dramaturgia va abriendo interrogantes sobre la responsabilidad de criar infancias sanas, en los diálogos continuamente se asoma un adultocentrismo que respondiendo a ciertas normas sociales, cohíbe otras posibles formas de crianza y adaptación social. Otra cuestión interesante del texto es como dialoga con referentes del arte visual incluyendo a la historia dos óleos del Renacimiento, Los embajadores (1533) del artista Hans Holbein y Juegos de niños (1560) de Pieter Brueghel. El primero de estos le sirve a Rafael para explicarle a su cuñada que existen distintos puntos de vista acerca de un mismo tema dependiendo de la posición desde la que se lo observe; el otro cuadro, integra el decorado pero en ningún momento es manipulado, con el marco roto se encuentra apoyado a una pared lateral sobre unos fardos, en contraste con la atmósfera de la obra, muestra diversas escenas de niños jugando en las calles de un pueblo.
Jugando en un tiempo dormido es un cuadro naturalista con pinceladas de esperanza para un teatro porteño al que le hace falta la incumbencia en temas de salud mental.
Ficha:
Intérpretes: Fernando Arsenian, Agustina Sáenz, Lucas Alvarez
Dirección: Lizardo Laphitz
Género: Drama
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