Jamás me levanto la mano

Jamás me levanto la mano

Ficha

  • Datos de funciones:

    Tadrón Teatro: Av. Cnel. Niceto Vega 4802
    Funciones sábados 20.30 hs

  • Prensa:

    Prensa: Te hago la prensa

 

Más respeto que soy tu hija/madre
En el ignoto pueblo de Villa Seca habitan, como pueden, Fátima (Romi Pinto) y Naiara (Malena Luchetti), madre e hija, en un hogar venido a menos. La casa desborda de sentidos desteñidos: microcomponentes viejos, muebles corroídos, desorden. Una platea en doble frente rodea a la escena, cual pueblo pacato que juzga el complejo devenir de esta familia humilde. Lejos del tedio de la vida diaria que los agota, lo que presenciamos es una ingeniosa tragicomedia titulada Jamás me levantó la mano, con textos de Marcos Casanova y dirección de Cristian Majolo.
La pieza es, al fin y al cabo, un delicioso contrapunto entre dos personajes fuertemente delimitados. Fátima, madre dramática y agresiva postrada en una silla de ruedas, recrimina sin pausa a Naiara, su hija rebelde, descreída del camino virtuoso del colegio y el éxito, defraudada por un mundo de adultos que poco hizo por ella. La brecha generacional se interpone entre ellas y, con grotesco humor y puntilloso juego de iluminación y sonido, las hace interactuar con mucha virulencia y visceralidad. Producto de esta interacción feroz saltan a la vista los temas que le dan fuerza a la obra: la dura vida de la precariedad en un pueblo, los cambios de una generación a otro, la difícil relación madre-hija, entre tantos otros. Madre e hija chocan constantemente, hasta que un hecho tan fortuito como un concurso de baile en el pueblo las obliga a enfrentarse a una serie de verdades familiares y, en ello, a un diálogo abierto que tanto puede costar con un ser querido.
Jamás me levantó la mano exhibe un vertiginoso ritmo teatral que combina diálogos potentes, técnica precisa, talento actoral bien canalizado y elaboradas coreografías. Ésta brillante mixtura con máscara de grotesco pone al espectador frente al humor en situaciones difíciles y, con vivacidad, logra conmover a la platea, habilitando incluso una lágrima en el rincón del ojal entre carcajada y carcajada. No falla en recordarnos que, en las complicadas relaciones familiares, la lógica puede estar ausente, pero es el afecto el que sostiene y cohesiona, una verdad de perogrullo que a veces olvidamos.

Ficha:

 Dirección General y Puesta en Escena: Cristian Majolo

Actúan: Malena Luchetti y Romi Pinto

Categorías: Reseñas

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