40 años no es nada

Con un marco de gala, porque todo lo que se haga en el Auditorio Nacional (La Ballena Azul) del Palacio Libertad, tiene ese aire,  la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, con Gaby Goldman a la cabeza, el Coro Nacional de Música Argentina y cuatro maravillosos cantantes (bueno cantantes… son mucho más que eso): Diego Bros, Melania Lenoir, Romina Ruiz y Patricio Witis, hicieron un recorrido por las canciones del dúo Pimpinela, en homenaje a sus 40 años de carrera.

Versiones maravillosas de sus temas más conocidos, con arreglos exquisitos e interpretaciones que eran receptoras de ovación tras ovación; la conjunción de esa enorme e impactante orquesta, con un coro de más de 40 personas que le pone la piel de gallina a cualquiera, cuatro artistas de primer nivel al frente y la batuta de Gaby, el concierto, realmente fue una maravilla.

La puesta total del espectáculo invitaba a que aún aquellos que no conocieran o no fueran seguidores de los hermanos Galán, pudieran disfrutar y salieran llenos de esa maravillosa sala.

Comenzando por los arreglos, que hacían de la mayoría de los temas, casi uno nuevo, manteniendo la esencia del original y aportando un nuevo vuelo creativo. Gaby Goldman incluyó elementos de jazz, tango, música clásica y musicales en los arreglos que realizó junto a Augusto Reinhold, especialmente para este espectáculo.

El coro que realmente es impresionante, sus voces son imponentes, cada vez que sonaban acompañando, las canciones tomaban un cuerpo diferente, adquirían mayor peso, su profesionalismo decanta por sí solo.

Lo mismo pasa con la orquesta sinfónica, a la que se le suman algunos músicos sesionistas que forman parte de la troup de Goldman, suenan impecables, cada acorde, cada tema, es un deleite.

Los solistas, son reconocidos intérpretes de teatro musical, artistas con mucho recorrido escénico, que con su talento y su integridad artística, le dan un plus a las canciones, a las historias, las hacen carne, hacen que cada una se vuelva una historia más vívida de lo que siempre fue.

Melania (acaso la mejor intérprete de su generación) con una fuerza y sobre todo aportando una carga emotiva tan balanceada y ajustada a cada momento, que se vuelve hipnótica. Pato abre la boca e impacta, eso sumado a su movimiento escénico, un gran intérprete, también con una gran calidad y calidez interpretativa. Diego se suma a esto, otro artista dúctil, plástico, capaz de transmitir cada palabra, cada sensación. Romina por su parte, si bien es la que menos recorrido tiene de este grupo, está a la altura, una voz privilegiada y una gran presencia escénica.

El trabajo de Gaby más allá de ser impecable, tanto en los arreglos, como en la dirección, es divertido, su interacción con el equipo y con el público, aporta un plus al show, sin dudas pone al Directo de Orquesta en otro escalón.

Cuando un espectáculo, sobre todo un homenaje como es este caso, tiene tantos condimentos: un repertorio familiar para el público, nuevas y exclusivas versiones, una orquesta enorme (en todo sentido), un coro que eriza la piel, solistas híper talentosos y ni hablar del arreglador/director, simplemente resta sentarse a disfrutar.

Un show que atraviesa diferentes momentos, pasando por cuadros muy emotivos y otros llenos de humor; un homenaje a la altura de los homenajeados y sus 40 años de carrera. Un espectáculo sinfónica maravilloso y cercano ¿qué más se puede pedir?.