Los enfermos que no se curan.

Se escucha un sonido estremecedor, como el eco de alguien llorando pero con cierta armonía. Es una persona que se encuentra de espaldas al público, pareciera ser una enfermera tocando el violín, con toda la sala en penumbras. La sinfonía del dolor se hace larga y tediosa, se genera un ambiente de tensión e incomodidad. Estas sensaciones van a ser recurrentes a lo largo de la obra, ya que uno de los temas que aborda trata de las largas esperas burocráticas a las que el sistema de salud somete a los enfermos.

Las actuaciones van guiando el clima del espectáculo, ya que en las primeras escenas todo tiende a mostrar un mundo lúgubre y deprimente, los actores (en su mayoría mujeres), van saliendo de ese lugar para entrar en otro con tintes más de parodia irónica de la realidad pero sin perder la esencia que es la crítica al lenguaje y a los hospitales en el sistema capitalista.

Las decisiones artísticas del director hacen que la obra se mantenga amalgamada por más que salga y entre en atmosferas completamente distintas, creando una pieza teatral versátil y de calidad donde caben percepciones contrapuestas como la depresión implementada por una gran sensación de injusticia al mostrar como tratan a los trabajadores de la salud y el deseo que ellos tienen de cambiar esta situación aunque lo que se expone en un principio es una derrota constante.

En cuanto a vestuario es simple y lineal, la obra está situada en lo que sería un hospital, por lo tanto se encuentran vestimentas acordes. Igualmente algunos de los personajes salen de lo esperado en un espectáculo como este, pero eso es algo que la función va soltando en pequeñas gotas tal y como lo haría el suero de un internado.

La escenografía y las luces son algo más que detalles, contextualizan y enmarcan las diferentes situaciones que transcurren en el escenario, permaneciendo estáticas en lo estético pero dinámicas cuando es requerido. Si bien los elementos escenográficos y los reflectores cambian de lugar o de intensidad, nunca dejan de lado su naturaleza tétrica hospitalaria.

“Hasta que el silencio calle” trata varios temas como los problemas que se generan con una lengua disfuncional para la comunicación, la violencia hospitalaria, el rol de la mujer en la sociedad y otros más. Siendo en un inicio una obra de terror surrealista transformándose por momentos en una sátira de la realidad.

Ficha:

Actores: María Pía Baschong, Lucía Brunner, Cecilia De Paoli, Jorge García, Sofía García Jabif y María Fernanda Garibi.

Director: Alejandro Acuña Moreno