El deseo es el motor

La vida transcurre en relativa paz para las hermanas Ana y Emilse Veracruz. Aún a la vera de la crisis de 2001, ambas se mantienen unidas en la casa de toda su vida, en una tranquilidad que asoma incomodidades, frente a una economía que se derrumba y malos augurios. Pero la actualidad toma un segundo plano cuando asoma el verdadero conflicto: su hermana, emigrada por la crisis a España, rompió ese sagrado trinomio que las une. Lejos del abandono, el vínculo debe transformarse, y con él, cada una de las mujeres de la familia. Ana y Ema harán un cotidiano proceso de cambio manteniéndose fieles a ellas mismas en el tierno cuadro titulado El deseo de Emilse.

Escrita por Jorgelina Vera y dirigida por Pablo D’Elía, la obra narra con realismo sensorial los días de las hermanas mientras sueñan con el rencuentro fraterno. Todo en el escenario grita verosimilitud, desde los muebles avejentados a los olores vívidos, puesto que nada en este escenario es fingido. La audiencia tiene primera fila en una historia sumamente íntima, y las acciones llevadas a cabo por los magistrales actores completan esa idea de realismo tan patente en la obra. Algunas intervenciones musicales del maestro Francesco Piubel imprimen ciertos climas, pero, en definitiva, la obra va sobre el carril de actuaciones de suma humanidad y talento.

El talento de Vera, Abrodos y Porcellana, el afiatado elenco, se monta además sobre deliciosos diálogos. La obra transcurre en buena medida más por lo no dicho que por lo dicho, y las hermanas Veracruz hablan de cuestiones profundas sin referirse a ellas directamente. El deseo, el duelo, la esperanza, todo se pone en juego mientras estas dos mujeres llevan una vida humilde en su pueblo bonaerense de menos de mil habitantes. Cocineras del club de barrio, un viaje a reencontrarse con la hermana extrañada parece lejano, pero es un impulso al cambio, a la necesidad de reconvertirse.

El deseo de Emilse puede resumirse en cotidianeidad y ternura. La atención al detalle de la dirección, los textos sutiles y sagaces, y la potente realidad del relato conmueven sin la necesidad de golpes bajos. Es difícil que el espectador no se sienta interpelado por la esta brillante pieza que narra lo humano con la calidad alcanzada. Una auténtica joya.

Ficha:

Intérpretes: Jorgelina Vera, Maiamar Abrodos, Enrique Porcellana

Director: Pablo D’Elía

Género: Comedia dramática