El cielo y el infireno

¿Y por què lo divino debe ser cárcel? Es el interrogante que  plantea esta controversial pieza basada en “El Dios de la venganza” del novelista y dramaturgo polaco Sholem Ash.  Recreada y traducida al español (a pedido del director Daniel Teveles) vuelve a presentarse, en esta oportunidad,   por un elenco  efectivo,  elocuente  que explora de diversas maneras los usos y la funcionalidad plena de toda la teatralidad.

La escenografía, uno de los recursos  fuertes de la obra,  instala al espectador en dos realidades bien opuestas.  Por un lado, sobre las tarimas sutilmente enmarcadas, un hogar de familia “bien “y en apariencia decente. Abajo, y casi en penumbras, el burdel.  Una familia y dos mundos: Arriba, el cielo, el paraíso tal vez, una ilusión de estar bien. Abajo, las pasiones, el desenfreno, la oscuridad…el infierno.

La adaptación apunta a resaltar los aspectos cotidianos y obcecados de esta familia que se ha consolidado negando el pasado. Santifican, imploran, mendigan a un dios, a esa oscura nebulosa de promesas y de milagros. La obra se inicia en un prostíbulo polaco, donde un joven de la comunidad judía  se casa con una prostituta y deciden irse a vivir a la Argentina. Ambos tienen una hija que resguardan tenazmente del pecado. Instalan en el sótano de su vivienda, un burdel. Las  Formas de poder, en una ciudad tormentosa allá por  la semana trágica, en el gobierno de Irigoyen dejan al descubierto la hipocresía y la corrupción manifiesta en lo dogmático, y en la doble moral de muchos espacios.

Con recursos expresivos delicados  (efectos de luces, sonido, pantallas que traducen el Idish, idioma original de texto dramático) y herramientas discursivas  de la intertextualidad (el director evoca la poesía de Alfonsina Storni como revelación y rebelión en la voz de la joven hija: Rivkele que se enamorará de una prostituta del burdel de su padre)  y del meta teatro (Una narradora que paraliza el tiempo para verse y abrazarse desde lejos)

El Dogma propone el recorrido por una historia que permite reflexionar sobre un tema que genera polémica: Las  religiones, las culpas, la libertad y el peso del pecado.

Estaba  siendo extremadamente buena la respuesta del público y luego de su estreno, en  2019, ocurrió el desastre,  la pandemia. Hoy, año 2022 y transcurrido aquel  tiempo de temor,  se repone esta inédita  pieza: magnitud del teatro. Porque, como lo observa su director “la mejor opción para celebrar la vida, es el teatro”.

Ficha:

Dirección, Puesta en Escena y Diseño Escenográfico: Daniel Teveles. Elenco: Gaby Barrios, Charley Rappaport, Ximena Di Toro, María Ventura, Silvia Trawier, Federico Andrés, Carlos Benincasa, Mauricio Sajera, María Hansen, Caro Arellano, Andrea Verónica Boass.