El David marrón

El David marrón

Ficha

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La triple frontera entre raza, diversidad y amor

David, el protagonista de la obra, no es blanco, como buena parte de la población argentina. Su piel levemente oscura marcó su vida desde el día uno, obteniendo un trato en su diaria, de empleados, policías, colegas, y hasta parejas. Su encuentro fortuito con Juan para tener sexo fugaz en el baño de un museo dispara un romance tan intenso como breve que despierta una serie de reflexiones sobre lo vivido. Con vertiginoso ritmo, humor y mordacidad, El David marrón narra a tono unipersonal la historia de este personaje signado la discriminación supuestamente pretérita, con textos del propio actor, David Gudiño, y dirección de Laura Fernández.

Gudiño, intérprete y dramaturgo, tiene una trayectoria personal de activismo antirracista en forma de arte. Ésta, una más de su ya prolífica producción, toma la excusa artística como un potente meta-comentario sobre la representación; es decir, pone al frente y al centro cómo la forma en que el arte se muestra está intrínsicamente vinculado al discurso racial. Lo hace con una premisa tan inteligente como efectiva: contraponerse en el escenario con el famoso David de Miguel Ángel. Su homónimo ícono escultural está presente en la escena y es condición fundamental de la puesta, ya que el espacio escénico encuentra solo a Gudiño con fragmentos cuidadosamente recreados del gigante de mármol como su pierna (y entrepierna incluida), su brazo, su cabeza y demás fragmentos. El transcurso de la obra explicará la fragmentación. Las luces, entre tenues, intensas y hasta frenéticas, más la soltura del actor bastan para escenificar este potente unipersonal.

David marrón habla con David escultura nívea; la voz del primero existe son en la mente del segundo (y en la imaginación del tercero: la platea). El David marrón explica las dinámicas propias de la otrora homosexualidad clandestina que hoy subsiste como cultura alternativa: el sexo fugaz en los baños públicos. Hay en esa transgresión incómoda un acto democratizador, el que difumina los límites raciales y económicos y le permite a David conocer a Juan, un joven rubio, blanco y de clase alta con quien inicia su relación. Todo es perfecto entre ellos hasta que su “amor” trasciende las fronteras del baño. La relación se desgasta en la medida en que Juan no logra entender lo que lo separa de David, una historia de discriminación por su piel oscura. Sin golpes bajos, pero con clara intención política, Gudiño repone los pequeños y grandes actos sociales que lo señalan diferente a la vez que reclama su lugar en una sociedad que aún cree que son cuestiones del pasado.

El David Marrón, intenso unipersonal antirracista, exhibe con originalidad e ingenio cómo las luchas políticas no pueden separarse una de la otra. En lenguaje del protagonista, el puto y el negro se entrecruzan en sus batallas, y el arte puede estar del lado del opresor o del oprimido. Justamente, el componente artístico es lo que hace que este monólogo sea una entretenida pieza que invita a la reflexión mostrando una postura política clara que no baja línea, pero reafirma sus postulados. Gudiño y Fernández logran hacer pensar a sus espectadores con un estilo y altura que merece ser vista por el público amplio.

Ficha:

Intérprete:  David Gudiño

Directora: Laura Fernández

Género: Unipersonal

Categorías: Reseñas

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