Antígona en el baño
Ficha
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Datos de funciones:
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Prensa:
Raquel Flotta
Juegos de sombras
Antígona es la protagonista de una tragedia. Su padre, cuando era muy joven en una “pelea callejera” mato a un hombre poderoso y tiempo después, se casó con su viuda; pasado el tiempo tuvieron cuatro hijos. Luego se enteró que ese hombre al que le quitó la vida… el Rey, era nada menos que su padre, por lo que su propia mujer y madre de sus hijos era… su madre claro; a raíz de esto él se quitó los ojos y ella, se ahorcó. Esta historia digna de una novela de la tarde, es en realidad la historia de Edipo Rey y Yocasta, escrita por Sófocles.
Un escenario en penumbras, solo una pequeña luz ilumina la cara de la protagonista mientras recita algunas líneas de “Antígona”. Todo indica que se está ante una escena de teatro clásico en alguna sala, pero no todo es lo que parece porque las luces se encienden y allí está Ignacia (Verónica Llinás) en el lujoso baño de su casa, pasando letra, haciendo su mayor esfuerzo por memorizar un texto que le rehúye.
Una historia que cierra círculos, porque ella comenzó su carrera con esa obra, aunque nunca llegó a estrenar porque llegaron las luces de la TV y se dedicó a hacer novelas, cosa que le trajo muchas alegrías porque se convirtió en una número uno y ahora, que su carrera va cuesta abajo, vuelve a su primer amor: el teatro.
Llega Junior, su asistente, hijo de su representante (Esteban Lamothe) para apurarla porque se acerca la hora de ir al teatro para abrir el telón por primera vez, cuando ella empieza a dar vueltas, el muchacho huele algo que no le gusta nada y llama a Blas (Héctor Díaz) un particular coach ontológico para que vaya urgente al lugar a salvarlo, porque claramente la señora muestra signos de querer suspender por tercera vez el estreno.
En ese espacio rosa, que mezcla arañas caras, con una bañera llena de espuma, una gran pileta con su correspondiente espejo y hasta un puf, de pana a tono se encuentra la dueña de casa en camisón, junto a los dos hombres, el recién llegado, provisto de su maletín con “cositas” para trabajar. Todo en ese lugar grita “dinero” y pretende mostrar un status social que puede ser de antaño.
Blas propone un trabajo que cuenta con dos partes, una enfrenta a Ignacia con Junior ya que se llevan muy mal y otra parte, que la obligará a ella a encontrar el motivo por el que actúa así y cancela una y otra vez ese nuevo inicio.
Una cosa lleva a la otra y una verdad oculta sale a la luz, dando lugar a un giro brusco en los hechos y la historia se vuelve un reflejo de otra cosa o quizá sería más exacto decir un juego de sombras distorsionadas.
Con un ingenioso guion de Facundo Zilberberg junto a la misma Verónica y dirección de la actriz con Laura Paredes, la obra se vuelve vertiginosamente divertida, una comedia que no se vale del gag sino que es de situación y las interpretaciones más las acciones elegidas para cada cuadro, generan un picadito delirante que conduce a la risa por la vía rápida.
Llinás es una comediante llena de recursos y su solo accionar hace que el espectáculo se mueva, circule y sus compañeros entren en su juego. Héctor también tiene un gran training en el género (incluso cuenta con mucha experiencia desde la dirección) y posiciona a su personaje en la vereda opuesta a Ignacia, tranquilo y calmo (en la medida de lo posible) y esto genera un contrapunto muy interesante. Por su parte Esteban, construye un personaje sacado y calentón, siguiendo de cerca a sus compañeros.
Esta comedia parte de una tragedia clásica y dará algunos giros para demostrar que las cosas a veces solamente requieren un pequeño incentivo para mostrar una cara diferente. Verónica Llinás en un triple rol, es la anfitriona perfecta para que este engranaje funcione; definitivamente para pasar un muy buen rato.
Ficha:
Dirección: Laura Paredes – Verónica Llinás
Con: Verónica Llinás, Héctor Díaz y Esteban Lamothe
Género: Comedia
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