Un hotel en juego

Para pasarla bien, no existe combinación mejor ni garantía que supere esta propuesta: una hora y media de distención, con risas y aplausos que agradecen la calidad y la calidez que brinda esta obra para toda la familia. Una divertidísima comedia de enredos protagonizada por la gran Georgina Barbarosa, Pachu Peña, Pedro Alfonso y un gran elenco.

El escenario se abre entre líneas verticales, puertas y escaleras. Los tonos ocres y un estilo refinado,  indican  la recepción de un hotel, como también una bienvenida al disparate y al humor, de la mano de este grupo sólido que se amalgama perfectamente con una impronta que ya es un clásico.

Una pantalla gigante devela los hilos internos que movilizan a estos personajes; ambición, deseos, frustraciones y amistad, se mezclan para regalar al espectador un respiro de aire fresco y de buen humor. La obra se estructura en dos historias que se terminarán fundiendo entre los malos entendidos, las confusiones y alguna que otra pretensión enmascarada y disparatada. Por un lado, dos amigos en busca de trabajo, Julián y Rafa ( Pedro Alfonso y Agustín Sierra)  sufren un desperfecto mecánico y van a parar a un hotel que se encuentra vacío  bajo el cuidado de Luz,  nieta y única heredera, protectora tenaz de la memoria de su abuelo y de su patrimonio (Rochi Igarzàbal). La otra historia, encarnada en los personajes de Amparo, la viuda codiciosa y extravagante  (Georgina Barbarosa) y Gunther mafioso de raros antojos y caprichos (Pachu Peña) plantea el engaño que sufrirá la flamante nieta para firmar un contrato codicioso y la venta del hotel para la instalación de un casino.

Bajo los designios crueles de la codiciosa Amparo, se mueve obediente aunque un poco torpe el “botones” (El humorista cordobés Camilo Nicolás) de espíritu alegre y ágil que contribuirá a la confusión cuando hospeda a los amigos y es a partir de ese momento cuando todo se trastoca  y desborda. Con gran interacción del público, Una noche en el hotel, se presenta  como mejor opción para el disfrute con todo el sello del buen humor. Reírse hace bien.