Un instante sin Dios

Un instante sin Dios

Ficha

  • Datos de funciones:

    Nün–Teatro Bar - Juan Ramirez de Velasco 419

  • Prensa:

    Prensa: Varas Otero

 

Cuando Dios no nos mira

En una humilde parroquia un cura recibe a un empresario. Este le ofrece una importante suma de dinero como donación. A cambio le hace un curioso requerimiento que consiste en obtener del sacerdote una confesión. Según la iglesia católica a través de la confesión el penitente puede ser perdonado. Pero en este caso es al cura a quien se le pide una confesión. La pregunta que queda en el aire y mantiene un hilo de tensión que recorre toda la obra es: ¿Cuál es el pecado que pudo haber cometido este cura? ¿Qué es lo que debe confesar para ser redimido ante Dios, la iglesia o ese otro que lo interroga? El empresario comienza hablando sobre la veracidad de los milagros para llegar a la primera pregunta que parece incomodar al cura: ¿Usted cree en Dios? La impertinente indagación hacia un hombre de fe hace que el cura empiece a sospechar de las reales intenciones del quien le ofrece dinero.  Ahí comienza un recorrido por la historia de ese cura que vivió los años 70’, y aparecen temas tan complejos como el lugar que tomo la iglesia en plena dictadura frente a las desapariciones de detenidos, el encubrimiento, la responsabilidad, la doble moral, la represión, el verdadero sentido del amor al prójimo. El empresario instiga a que el cura se confiese utilizando como medio de manipulación esa donación que tiene la intención de realizar. Sin duda los años setenta fueron, un momento en nuestra historia, donde muchas instituciones se pusieron en crisis. En el caso de la iglesia católica, uno de los replanteos importantes fue el lugar que ocupaba en la sociedad y junto a quienes iba a estar, acompañando en su fe y sus luchas. Por aquella época se instala el movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, donde los curas encuentran ese lugar junto a los pobres y marginados. El compromiso, la fe y la dedicación puestas al servicio de una noble causa estarán presentes como tema de la obra, y a su vez, discutido por ambos personajes. Hasta llegar a una verdad. La inesperada verdad que se oculta detrás de ese intento de revisionismo histórico. Una verdad que los atraviesa, marca y desgarra a ambos. Una verdad que buscara encontrar en las palabras los vestigios de una confesión.

El dramaturgo, Daniel Dalmaroni, desarrolla una trama que mantiene en vilo al espectador hasta ultimo momento. Una obra que sostiene la unidad tiempo y espacio, haciendo que espectador sea un testigo real de lo que ocurre entre los dos personajes. Sin dudas el autor de “El secuestro de Isabelita” entre otras destacadas obras, construye un relato que invita a la reflexión y a la interpelación de ciertos valores en particular dentro del ámbito de la religión. El cura es encarnado por Arturo Bonín, notable actor, cuyo oficio despunta en la sutileza al caracterizar a este personaje, dándole gran verdad y entidad. Junto a Nelson Rueda, quien representa a el empresario, generan grandes momentos de intimidad y conexión entre ambos personajes logrando que el publico pueda meterse de lleno en la historia. La delicada y precisa dirección del mismo Daniel Dalmaroni hace que en la obra se destaquen los trabajos actorales. La disposición del espacio y la escenografía minimalista contribuye al natural desplazamiento y la libertad de movimiento que ambos actores saben aprovechar.

Una obra imperdible que nos hace reflexionar sobre el lugar la fe, las creencias y fundamentalmente las contradicciones que conllevan tanto las personas como las instituciones, en una sociedad donde muchas veces, sentimos el desamparo ante la ausencia de Dios.

Ficha:

Dirección Daniel Dalmaroni
ARTURO BONIN – NELSON RUEDA

Categorías: Reseñas

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