A imagen y semejanza

Comúnmente al inframundo o infierno se lo mostraba como un lugar horroroso rodeado de fuego en el cual se consumían las almas de los pecadores. Pero en este caso, la morada del diablo, ha sido representada como un baño sucio y maloliente, lleno de excremento por todas partes, un lugar espantoso, al igual que el infierno tradicional. En ese lugar el diablo, como si fuera una especie de alfarero, como cuando Dios toma barro y le da vida al primer hombre, crea a los personajes de la comedia humana, quienes serán los encargados de llevar a cabo la historia. Así se mostrarán en escena los diferentes arquetipos que interactúan en esta farsa desde tiempos inmemoriales, esta historia que pareciera no terminar nunca. Donde siempre están los que tienen el poder y los que pertenecen a las clases sociales más bajas, los opresores y los oprimidos.

Así es como el actor se transforma en un sacerdote con tintes de pastor mediático, quien busca redimir al público impartiendo sus sermones y hasta se permite indagar sobre las cualidades del espíritu, parafraseando al magnífico “Poema al pedo” escrito por el español Francisco Quevedo aproximadamente en el año 1600. Este sacerdote es el encargado de producir uno de los momentos de mayor catarsis del espectáculo, en el cual el público se convierte prácticamente en un personaje más.

Luego irrumpe en escena un miembro de las fuerzas de seguridad con un discurso mordaz teñido de intolerancia y violencia, pero que paradójicamente, resulta ser bastante cobarde, característica usual en el arquetipo del capitano de la commedia dell’arte.

Pero el personaje que sin dudas es el que más empatía parece generar en los espectadores con su conmovedor monólogo, es el del viejo, el hombre de clase baja, el que sufre los embates del poder, el oprimido, el que está en el barro y por diferentes circunstancias no puede levantarse.

Es excelente la interpretación de Jorge Costa, quien se desempeña con maestría en la actuación al estilo del bufón y la commedia dell’arte. Con un manejo de la voz y de la corporalidad muy interesante, dándole vida a las máscaras creadas por el artista Alfredo Iriarte, quien además hizo la realización de la escenografía y codirige la obra junto con Julia Muzio.

Una obra imperdible por la temática abordada con mucho humor e ironía y sobre todo, por su calidad artística.

Ficha

Intérprete: Jorge Costa.

Dirección: Julia Muzio y Alfredo Iriarte.

Género: Unipersonal.