Una vida en el taller

 

Década del cuarenta. Una costurera y su taller, historias, recuerdos y sueños en este unipersonal llevado a cabo por Maria Merlino. La protagonista tuvo por encargo hacerle un vestido a Libertad Lamarque, personaje que admiraba. Pero el asunto empieza a complicarse cuando Eva Perón quiere ese mismo vestido y ella tiene que tomar una difícil decisión.

Más allá de la trama principal, la obra nos lleva a sumergirnos en el mundo de este personaje. Esa costurera minuciosa de porte elegante y pulcro con su cinta métrica, sus hilos y alfileres que son parte de su vida o más bien su vida misma.

También la música está presente, el tango, las canciones que cantaba Libertad Lamarque, se interpretan a capella o con algún acompañamiento musical, dándole un tinte de melancolía y melodrama, que es la atmósfera que se respira desde el primer momento de la función.

La obra se ambienta con un exquisito minimalismo, solo es necesario una máquina de coser y un maniquí con un hermoso vestido rojo. El vestido de la disputa.

Es para destacar el trabajo que hace la actriz para equilibrar al personaje entre una línea de finura y el devenir dramático transitando estados de angustia y frustración. El trabajo vocal es exquisito, una voz liviana y muy característica de aquella época, con un auténtico estilo arrabalero.

La puesta en escena es contundente y tiene como recurso la iluminación para generar climas, pausas y silencios.

Nada del amor me produce envidia, nos da la mano para llevarnos a los años cuarenta y meternos en el taller de esa costurera, un oficio muy en auge en aquella época. Nos muestra lo que siente, lo que vive, lo que sueña y también lo que no se atreve a soñar.

 

Ficha

 

Actriz: María Merlino

Dirección: Diego Lerman