Elemental, mi querido espectador

¿Cómo abordar una historia de Sherlock Holmes para llevarla a las tablas? ¿Cómo tomar esos relatos que hace Watson acerca de las vicisitudes de su amigo investigador, adaptarlos y montar una obra de teatro que accione los sucesos, que no sea simple relato visualizado?
El grupo de teatro El Esférico de la ciudad de Chascomús encontró una muy interesante manera de hacerlo.
Con libro de Guillermo Yanícola y dirección de Ana Clara González,  “El sabueso de los Baskerville” (basada en la novela que Arthur Conan Doyle publicara en 1902) es una propuesta de entretenimiento de gran calidad.
El entrañable Sherlock Holmes y su inseparable compañero Watson, reviven una aventura con todos los ingredientes del género: un caso con muertes misteriosas que parecen relacionarse con una maldición familiar, cartas anónimas, persecuciones, pistas contradictorias…
Martín Eliseo Mendivil y Emilio Berasain hacen un trabajo deslumbrante de caracterizaciones. Hay en escena una decena de personajes, y todos están representados por estos actores, que mutan mediante rápidos pases de magia, manteniendo la narratividad y el ritmo. Dos actores de muchos recursos y gran versatilidad que van de lo formal a lo disparatado sin solución de continuidad (bailan muy bien, por si les faltaba algo).
En el proceso de las personificaciones vemos con sorpresa que los trajes, el calzado o las pelucas son siempre significativos y hasta llegan a cobrar vida. Han sido muy atinadas las elecciones del vestuario (Magalí Salvatore) para obtener el clima de época.
La escenografía, con sus sobrios cortinados y bellos objetos de madera, ha sabido recrear vívidamente el departamento londinense de Sherlock Holmes donde transcurren parte de los eventos, haciendo merecedoras de especial mención a Ana Lía Bértola y Liliana Cáceres, encargadas de esta tarea.
Por su parte, la construcción del tenebroso páramo de Devonshire en que hace sus apariciones el mastín de los Baskerville, se ha logrado eficazmente por efecto de la iluminación y el sonido. Son los momentos en que la risa le cede el lugar al misterio.
En su conjunto, es para destacar el trabajo de dirección y puesta, por el logrado uso del espacio escénico; el manejo de los climas, los tiempos y el ritmo de la obra, que no decaen nunca.
Todos los ambientes en los que se desarrolla la pieza son producto de un muy logrado equilibrio entre música, sonido, iluminación y vestuario, los que hacen su juego de una manera perfecta. Uno se “encuentra” en esos sitios; solo resta encontrar al culpable.

Ficha:

Actúan:Martín Eliseo Mendivil /Emilio Berasain

Libro: Guillermo Yanícola /Dirección: Ana Clara González