Enmarcada de por vida

Artistas son aquellos que ven instantes; que congelan momentos; que detienen el tiempo. Un pintor que le pone una pausa al envejecimiento de su musa.
¿Me amás más a mi o a tus cuadros? cuestiona constantemente ella.

¿Cómo comparar el amor hacia otro, con el amor hacia una pasión? ¿Cómo explicarle a otro esa diferencia?
Hay quienes dicen que la carrera profesional de uno, no se va a levantar por la mañana diciéndonos que no nos ama más.
Ser una musa inspiradora puede sonar encantador, pero ¿qué sucede cuándo nos convertimos lentamente en eso y nada más?
Los marcos se vuelven cada vez más pequeños, encerrando a esta mujer en una terrible obsesión de su pintor. ¿Cuáles son los límites? ¿Cuándo un cuadro, una obra es terminada? ¿Hay un comienzo y un final?
Una obra cargada de imágenes y metáforas. Llena de color y textura. Los sentimientos se desbordan como un cuadro acuareleado. Y los tiempos, muy bien llevados a cabo, nos exponen el cotidiano de estos personajes, sus soledades, su aislamiento.
Su dramaturga y directora, Bárbara Posesorsky, nos deleita con su segunda pieza teatral. La primera fue “Ornella” en 2012 y promete futuros libretos. A su vez, posee un amplio currículum actoral.
A partir de una imagen, se creó este universo.  Y está muy bien transmitido.

Las actuaciones son parejas y comprometidas. Una buena fusión. Una pareja con mucha química.

Cabe destacar la labor de todas sus partes, quienes lograron, cada uno con su pincel y su trazo, ésta hermosa pintura: Giselle Vitulo por el diseño escenográfico; Mercedes Rodríguez por el diseño de vestuario; Diego Kubisen por sus cuadros; Mirna Serra por la excelente coreografía (gran decisión por parte de la directora): Sergio Di Martino por su música original y Gonzalo Calcagneo por su diseño de iluminación.

Sin dudas, una pieza sumamente atractiva y un excelente plan anti-domingo.

Ficha:
Elenco: Mariano Madrazo y Magalí Roja
Dramaturgia y Dirección: Barbara Posesorski.