Como un pozo en el desierto

En una ciudad gris, en un día gris, con una existencia que fue perdiendo los colores por el paso del tiempo, se encuentra Clotilde. El mundo, para ella, pareciera estar circunscripto a las cuatro paredes de su departamento del cual nos da la sensación de que casi nunca sale. Su único contacto con “el afuera” es por medio de las charlas telefónicas y de la comunicación ventana a ventana con sus vecinos. Por lo demás, el mundo pareciera ser un desierto, pero como decía la frase de Antoine de Saint-Exupéry  que dio nombre a esta obra teatral  “lo bello del desierto es que en algún lugar esconde un pozo”. Es en ese “desierto” gris y monótono donde Clotilde se encuentra apartada de todo -como ese pozo profundo en la inmensidad- jugando con su imaginación, creando otras realidades, inventando otras posibilidades, viendo la vida de otra manera. Esta historia abordada desde la estética del clown, expone de un modo tragicómico temáticas como el sinsentido de la rutina, el paso del tiempo, el aburrimiento, la soledad, la muerte, entre otros temas tan habituales en esta sociedad en la que vivimos en la actualidad, la cual genera esta sensación de aislamiento, de incomunicación, de ostracismo.

La dramaturgia realizada por Santiago Legón, George Lewis –quien además es el director- y Juliana Ramírez  parece haber encadenado diferentes situaciones que fueron desarrollándose a partir de improvisaciones que utilizaron como disparador las temáticas que se pretendía mostrar, como si fuera una dramaturgia de actor, desde la acción.  La actuación de Juliana Ramírez nos muestra un clown tierno, un tanto ingenuo y atolondrado, con el cual el público se identifica desde el principio. El vestuario y caracterización realizados por Verónica Dorado terminan de configurar a este personaje de señora mayor, un tanto ridículo. La escenografía y utilería propuesta por Analía Gaguín recrea ese espacio reducido en el que se encuentra Clotilde, su “hábitat”, ese “pozo” en el cual está metida. Ese mundo en el cual nos vemos inmersos desde el comienzo de la obra.