Se puede transformar
En una escenografía inesperada y muy particular se desarrolla Hacia Vía. Cada uno de los personajes tiene una historia que contar, una experiencia diferente al resto, pero al mismo tiempo hay algo que los une: el sufrimiento que están sintiendo en ese preciso momento.
Durante algunos instantes, los jóvenes actores describen sus situaciones personales en forma de breves monólogos hasta que entran en contacto entre sí para generar una marea de intercambios y puntos vista.
De la mano de sus directores, la obra se inclina hacia la reflexión constante de cómo debemos vivir en los momentos de mayor infortunio en nuestra vida. Generalmente el ser humano tiende a opacarse y a sentir que ya no hay nada más que hacer, solo esperar. Pero Hacia Vía nos muestra como a través del coraje se puede salir del letargo físico y mental que se manifiesta solo y exclusivamente a través de las decisiones que tomamos a cada instante de la vida.
Con ciertos momentos de tensión y ansiedad, la historia mantiene un ritmo parejo que genera la atención constante del espectador. Si bien pareciera que el desenlace es siempre el mismo en cada personaje, lo que hay que destacar y guardar en las retinas, es el mensaje que esas acciones quieren dejar en el público. No son solo personas anónimas que eligen el camino más fácil (o más difícil) a sus sufrimientos, sino que cada uno de ellos es el reflejo constante de nuestro accionar cotidiano. ¿Cuántas veces vamos a tomar el mismo camino si no hay signos de mejora? ¿Podemos cambiar nuestra realidad y ser plenamente felices?
La iluminación tenue y el ruido de cierta maquinaria hace todo más real y efectivo en cuanto a las sensaciones. El detrás de escena se percibe como un trabajo deliberado y ambicioso en su conjunto y el papel de los actores demuestra mucho trabajo en la sombra para transmitir a la perfección los sentimientos y emociones que sufre el personaje.
Es decir, si tomamos la vida como una sucesión de actos, seguramente se torne monótona y aburrida, en cambio sí encaramos cada obstáculo como fuente de crecimiento y creamos valor de cada situación, sin duda, estaremos muchísimo más cerca del triunfo personal.
El lugar físico del guión y su curiosa escenografía representan los estados más bajos del ser humano, donde la arrogancia y la animalidad son moneda corriente en cada persona. De esta manera, la obra intenta recrear la lucha constante entre la resignación y la esperanza, esa fuerza negativa que impide que avancemos ¿será tan fuerte como para acabar con nuestra vida?
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