Gualicho

En una casa perdida campo adentro en un paraje llamado “Las Delicias”, viven Guillermina y María, dos hermanas de mediana edad que comparten casa con su madre. Desde el comienzo de la obra se plantea a la enfermedad de la madre como una carga, como algo que no les permite avanzar con los planes de su vida como hubiesen querido. Y de alguna forma esto es así, porque la madre necesita constantemente de los cuidados de sus hijas ya que tiene una enfermedad que le impide caminar sin ayuda, debido a la cual tiene que someterse a curaciones y masajes todos los días para poder soportar el dolor que la aqueja. Pero esta madre, no es para nada una débil anciana abatida por el dolor, sino más bien todo lo contrario. Pareciera que a pesar de su vulnerable condición de salud, de su fragilidad corporal, su carácter se vio fortalecido de tal manera que el trato para con sus hijas es muy cruel (por momentos nos hace recordar un poco a Bernarda Alba de García Lorca). De esta manera tiránica se desenvuelve durante toda la obra, manejando los hilos invisibles que parecen unirla a sus hijas que se someten a su voluntad sin poder hacer otra cosa más que desearle la muerte, que soñar con ese momento en el que ella no exista para finalmente sentirse libres.

Todo parecía desarrollarse con su habitual monotonía, hasta que un día llega a la casa un joven viajante buscando alojamiento. Esta visita inesperada produce en las hermanas cierta rivalidad por ver cuál de las dos se queda con “el galán”. Es su madre quien lo evidencia y se lo dice directamente al muchacho. A partir de ese momento suceden situaciones fantásticas, con la aparición de un espíritu brujo o criatura mitológica (tan típica de las supersticiones folklóricas de los pueblos del campo) con el cual la madre dice haber hecho un trato que tiene que cumplir pagando con su propia vida.

La obra escrita y dirigida por  Elizabeth Cancino fue ganadora de la primera convocatoria de óperas primas de la sala Teatral Querida Elena. Con las actuaciones en tono melodramático de Jazmín Broitman y Rosana Lamanna como las dos hermanas, de Ernesto Fontes como el muchacho, de Marcelo Estebecorena como la criatura fantástica (que con sus apariciones nos logra estremecer) y la destacable composición actoral de Diego López Barrionuevo como la madre. Con muy buen manejo del ritmo, gran precisión de la iluminación para destacar momentos de tensión o crear climas de ensueño, vestuario y caracterizaciones acordes, la puesta supo aprovechar a la perfección las características de la casona antigua que es este espacio teatral, utilizando diferentes lugares: sobre todo al principio, en el que las hermanas abren la obra con una escena que sirve como una especie de prólogo que nos sitúa en la historia, esto ocurre en el zaguán de entrada a la sala propiamente dicha.

Sin dudas “Las Delicias” es una historia de esas que parecen pertenecer a los mitos populares, esas historias que se contaban a la hora de la siesta o en algún fogón en el medio del campo para sugestionar a quienes la escuchan.

Ficha:

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN
Elizabeth Cancino

ELENCO
Jazmín Broitman
Rosana Lamanna
Diego López Barrionuevo
Ernesto Fontes
Marcelo Estebecorena
MÚSICA ORIGINAL
“Si fuera Luna”
Laura Asborno