La cápsula del tiempo

La cápsula del tiempo

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones en la cartelera

  • Prensa:

    La domenica

 

Perdido en el espacio, ¿exterior?

Rodolfo, un joven astronauta que está atravesando un momento de crisis en su vida personal, acepta la propuesta de la poco seria agencia espacial latinoamericana, “Parabolar”, y emprende un viaje por el espacio exterior, en un proyecto único. Claro que las condiciones de este viaje no son las ideales. Pronto se dará cuenta que la precariedad del emprendimiento dista mucho de lo soñado. Con una nave construída a partir de la carrocería de un colectivo de la 168, la escasez de víveres y de suministros con los que cuenta, el abandono de su psicólogo con el que intenta comunicarse permanentemente, la ausencia de contacto con sus afectos, así como la falta de respuesta a sus pedidos varios, colocan a Rodolfo en una situación de soledad y de desamparo absoluto. Su única compañía es una muñeca inflable con quien se vincula afectivamente. El único contacto con la Tierra es una presencia femenina, quién a través de una pantalla de video, le da las instrucciones y las indicaciones diarias, aunque desoye todas sus solicitudes. El alcohol y la medicación son sus únicos consuelos, pero ¿qué sucederá cuando estos se acaben? Quizás abriendo la cápsula de tiempo su angustia se aplaque… Ese es el dilema que debe afrontar.

La cápsula de tiempo es una creativa propuesta teatral cuya particularidad se refleja en la puesta: esta nave espacial se presenta en la vitrina a la calle de una sala teatral, frente a la mirada de los espectadores que sentados en sillas dispuestas en la vereda a la manera de platea, observan y escuchan a través de los parlantes los distintos eventos que le suceden al protagonista, este hombre atrapado en esa astronave que gira y gira alrededor de la Tierra, y que con cada giro lo aleja cada vez más de su propio eje físico y mental.

Aunque Pablo Albarello, su autor, escribió esta pieza previo a la pandemia, es imposible no relacionar el encierro, la soledad, la incomunicación y las distintas angustias que enfrenta el protagonista con las vividas por la gran parte de la sociedad bajo el manto oscuro de la cuarentena.

Su director, Adrián Cardoso, explota estas sensaciones y genera en el espectador un fenómeno de empatía y de identificación con el pobre Rodolfo, que a medida que van pasando los días se va sintiendo cada vez más abatido y asfixiado por el encierro. Bruno Schmidt es el atribulado viajero, que libra a diario diferentes batallas que se debaten en el monótono presente espacial y en los recuerdos de su pasado terrestre. Destacable trabajo del actor que lleva adelante este unipersonal cargado de diferentes matices, cuyas únicas interacciones suceden con la muñeca inflable y con las apariciones de los videos en pantalla -realizados por Ariel Gangemi- generando con estos seres tácitos relaciones completamente creíbles.

Muy elogiable la escenografía y el vestuario de Sabrina López Hovhannessian, que mediante la utilización de telas y de otros elementos específicos (auriculares, pantalla de video, las luces de colores, el sillón tricolor, mangueras, etc), genera la atmósfera propia de una nave espacial: un ámbito hermético, presurizado, que da la sensación de que el personaje se moviera “entre paredes de algodones”.

Por su parte el atuendo, característico de un astronauta, responde a la precariedad y austeridad con la que se emprendió esta aventura intergaláctica latinoamericana. Es que Parabolar no es la Nasa, y ahí radica la aventura precisamente. Y si hay otro detalle a destacar que irrumpe en la escena alterando el humor y el ritmo del protagonista, es la música manifiesta a través de un chamamé, que se repite en varias ocasiones, y que de manera inesperada fluye en medio de ese ámbito del que pareciera ser ajeno.

La cápsula de tiempo invita a salir de lo establecido, de las convenciones, de lo común, para ofrecer una nueva posibilidad de ver teatro. Desde la vereda de una esquina palermitana, rodeado de autos y transeúntes que pasan y observan curiosamente, el espectador cae atrapado por la acción que sucede dentro de esa pequeña cápsula que se materializa en una vitrina, donde un contrariado personaje cuenta sus cuitas, sus miedos, sus desventuras. Envuelve en su historia que, a pesar de desarrollarse fuera de la órbita terrestre, es tan cercana que bien podría ser la de cualquiera de la de esos ojos iluminados que contemplan expectantes ante el destino incierto de su protagonista. Muy recomendable.

 

Ficha:

Actor: Bruno Schmidt

Actuación en video: Lorenzo Cardoso Basar / Lara Chamorro Thompson

Dirección: Adrián Cardoso.

Categorías: Reseñas

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