¿Para qué sirve la filosofía?

La base fundamental del pensamiento filosófico parece ser la de plantar o inocular en las mentes el germen de la duda. O al menos así lo piensa el profesor de filosofía y escritor Darío Sztajnszrajber. Fomentar el pensamiento crítico, empujar los límites, hasta llegado el punto de desbordarlos. Fatigar – y fatigarse- la existencia con el “¿por qué?” y el “¿cómo?” hasta que las respuestas –e incluso las preguntas- dejen de ser obvias, de “tener sentido” y nos “descontracturen” el pensamiento. Quizás sea en el absurdo o en lo borroso donde encontremos las pistas que parecen perderse en la mecanicidad de lo cotidiano.

Como si la vida fuese un momento pacífico y estable es una obra de teatro unipersonal, actuada por Melina Petriella, quien con humor y desenfado canturrea y danza encarnando lo dinámico y fugaz del pensamiento. Basados en el libro “¿Para qué sirve la filosofía?” de Sztajnszrajber, Dardo Dozo y Claudia Kricun elaboran una fresca y actual conversación con la historia de la filosofía.

Una noche, una mujer se pierde –un poco intencionalmente- volviendo a casa y decide extremar su desorientación empujar un poco los límites de su propia mente. Comienza a cuestionar verborrágicamente todo a su alrededor. El transporte, la ciudad, las figuras de lo privado y lo público en lo escatológico, el amor y los privilegios de clase son acosados a preguntas por esta joven que comienza una pequeña odisea, sin un rumbo muy fijo. Dejándose llevar por el transitar, por la ciudad y por su propio cuerpo hacia escenarios de incertidumbre.

La escenografía está compuesta por una silla, y una caja móvil que como un caleidoscopio gira para ilustrar los pequeños escenarios cotidianos, un bar/cafetería, una esquina, un vagón de tren, que sirven a Maga, protagonista de esta aventura, para detonar la reflexión filosófica.