Joey, el monstruo moreno

Joey, el monstruo moreno

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: viernes y sábados, 21 hs.
    Lugar: El Cultural San Martín, Sala 3 (Sarmiento 1551, CABA)

  • Prensa:

    Octavia

 

De ausencias familiares

Siempre es importante asistir a la ópera prima de una joven dramaturga y directora. El apoyo a los nuevos creadores es fundamental para seguir construyendo un circuito diverso y enriquecido de ideas. En esta ocasión la obra de Cecilia Bassano forma parte de un ciclo que explora los territorios familiares, ese mar de relaciones que formamos con nuestro apellido y que tanto marca nuestras vidas.

Ya desde la folletería sabemos que la obra pondrá en discusión el tema de la ausencia. En cómo impacta en la vida de los niños y las niñas la muerte de un familiar o la lejanía de éste, en lo que ocurre cuando uno de los padres desaparece y la estructura se quiebra para reacomodarse de incómodas maneras. Una obra con tales ideas no puede escapar lo autobiográfico, algo que nos hará sentir al terminar, y nos impulsará a analizar nuestro propio pasado familiar.

Quizás por momentos el guión de “Joey, el monstruo moreno” es demasiado explícito en esta idea de ausencia que quiere exponer, dejando poco lugar a la imaginación o la libre construcción por parte del espectador.

Donde más fuerte se nota esta “ausencia” es en el descascaramiento progresivo de la casa donde vive la familia. También en los colores oxidados, en la ropa vieja, el polvo y el general tono de gris que rodea a los personajes que el equipo de realizacion escenográfica del Centro Cultural San Martín bajo la dirección de Magalí Acha atinadamente supo construir.

Durante el transcurso de la obra observamos cómo las paredes se empiezan a caer, como de a poco empieza el polvo y finaliza en un derrumbe total. Es la caída de la estructura, la casa, como símbolo, haciéndose pedazos donde más fuerte notamos, el impacto de la muerte y la lejanía.

El aspecto lumínico, a cargo de Matías Sendon, merece una mención aparte. Desde la luz proveída por la pantalla de un televisor, a las sombras y los contrastes que nos narran gran parte de la historia. Hay personajes que existen pero no llegamos a ver como a los demás, los percibimos a través de las sombras. La actuación se vuelve tanto física como vocal, permitiéndonos imaginar mucho más de lo que vemos.

La inclusión de actores niños es fundamental para que el espectador visualice con realidad las ideas de la dirección. Sus voces, su pequeñez, su inocencia, son todos factores que aportan sin lugar a dudas gran parte de la experiencia espectatorial. Se nota un gran trabajo actoral en ellos, con una presencia firme, un guión incorporado y muchísima soltura con el público.

La historia se sostiene gracias a lo que le pasa a los niños, a sus historias de vida, a sus emociones y sentimientos. Son niños actuando como adultos, quizás empujados por una sociedad donde la niñez ya se está perdiendo, donde la ausencia de sus padres les ha arrancado años de vida.

La composición musical, original de Román Martino, es altamente destacable, presentando una canción a dúo entre una de las niñas y uno de los adultos. Sin lugar a dudas uno de los momentos más memorables, emotivos y presentes. Como algunos otros enfoques, más performáticos que narrativos a los que con genialidad se atreve la primeriza directora.

La obra nos la presentan en tres actos titulados, que más que representar diversos lapsos temporales, sirven como cuadros donde se debaten temas en específico, como en una agenda política. Es notable una cohesión entre todos los elementos de la puesta que hacen al concepto en discusión. La música y lo visual coinciden, al igual que los actores con los personajes que interpretan. Desde  este lugar Bassano, en la dirección, ha hecho un gran trabajo al unificar y direccionar correctamente la historia que quiere contar.

A los que hemos crecido en este país la obra nos habla de forma directa. Esto lo hace incorporando elementos como el personaje de la maestra, el cuaderno de comunicados, el guardapolvos blanco, el campo, el mate, las empanadas, el Perito Moreno. Vemos en el escenario la cotidianeidad del país, un aspecto muy positivo frente a tanta influencia cultural extranjera. Las ideas que pone en diálogo son en gran medida universales, aunque exponga de manera específica a la familia argentina.

Las ideas que pone en diálogo son en gran medida universales, y lo hace por momentos de forma muy exitosa.

Cumple lo que promete en su difusión y merece el lugar que tiene en el ciclo de Territorios Familiares. Logra que nos alejemos del escenario pensando en nuestra niñez e incluso nos da ganas de llamar a nuestros padres para ver cómo están.

 

 

Ficha:

ELENCO: Román Martino, Santiago Armas Estevarena, Cecilia Bassano, Lola Seglin, Lennon Acero, Jazmín Robles

Voz en off madre de Pedro: Andrea Garrote

Dirección general: Cecilia Bassano

Categorías: Reseñas

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