Corazones estacionados

Entre nostalgias, sombras del pasado e ilusiones congeladas, “El acomodacoches” narra el encuentro entre dos hombres. Gustavo, invitado de honor a una boda que al estar borracho y cansado, sale a la calle para encontrarse con quien “acomoda” los coches de los invitados al casamiento. A partir de allí, ellos hacen un recorrido por sus vidas, dejando ver sus vulnerabilidades, sus deseos y la añoranza por lo que ya no está. La frustración por un amor y una novia que aparece de forma espectral.

Con una puesta en escena que desde el comienzo instala al espectador en la obra, al ingresar a la sala los personajes ya están instalados en el espacio escénico con una luz tenue que sirve para poder vislumbrar la atmósfera que luego se desarrolla. Una sutil y balanceada mezcla entre drama, momentos con cierta comicidad y anhelos lejanos, todo bajo una poética teatral que tiene espacios para lo onírico, abriendo el mundo más allá del realismo. Tanto la escenografía como las luces, refuerzan esa estética muy bien propuesta y ejecutada por el director Ariel Ragusa.

Las actuaciones son el motor de la obra, pobladas de matices, valorando cada situación en las cuales se van dando diferentes climas. Ariel Cortina que personifica a Gustavo y  Mauricio Sajera en la piel del “acomoda coches”, hacen una gran dupla jugando al máximo cada diálogo y pasaje de la obra. Y la novia, interpretada por Julieta Torrisi, brinda una energía renovadora y potente. Con una gran presencia escénica y mucha solidez.
Los personajes, además de tener una construcción creíble y con características particulares, generan empatía y hasta cierta ternura. Ya que, quien no vivió un amor que dejó alguna huella.

Una obra que se disfruta porque transita las emociones, reflexiona sobre la vida y deja que el espectador con su imaginario complete una parte de la historia.

 

Ficha:

 

Actúan: Ariel Cortina, Mauricio Sajera, Yamila Sánchez / Julieta Torrisi

Dirección: Ariel Ragusa