Charlas que importan

Una habitación con sillas apiladas, botellas de vino, luces, mesas, manteles y otras cosas son el marco para este espectáculo; en la puerta del lugar Antonio (Arturo Bonín) y su hijo Nicolás (Federico Marrale), van a tener una charla que pasará por diferentes lugares, pero seguramente los modificará a ambos.

Nicolás sabe que se padre se encuentra ahí, pero desconoce el motivo, no sabe si está buscando algo o simplemente fue a esconderse y va a buscarlo, porque ese cuarto y esas cosas que vemos no son de una casa, sino que están en un salón de fiestas y afuera, hay luces, invitados y la presencia de estos hombres es muy importante, sobre todo la de uno de ellos.

Ellos se encuentran, comienzan a hablar y si bien comienzan con algo muy concreto, relacionado con el momento, poco a poco, van surgiendo temas más profundos, van sacando capas, hasta llegar a un punto que cambiará todo para siempre, no pueden evitar dejar cada vez más expuestos su corazón, su alma y sin darse cuenta el tono cambia y ellos también.

Un espectáculo audiovisual muy bien realizado, no requieren muchos elementos para que pasen cosas, la puerta del cuarto y dos sillas que sacan de ahí mismo son suficientes. Cuenta con planos que ayudan a contar, primeros planos ubicados en momentos precisos que es necesario ir un poco más allá.

Actuaciones justas, precisas y sentidas, entre ambos actores todo fluye, hay una sinergia innegable, esto hace que ambos se puedan lucir y lo más importante, que esos 35 minutos sean totalmente disfrutables y creíbles.

Ignacio Apolo (dramaturgo y director), logro una historia concreta y sólida, acompañada con una realización sin fisuras, que toca temas fuertes sin apelar a la sensiblería, sino desde un lugar sano y adulto.

“Cosas que siempre supimos”, demuestra como en poco tiempo y sin mayores recursos que la palabra, se puede obtener un producto redondo y totalmente disfrutable.

Ficha:

Dramaturgia y dirección de Ignacio Apolo,

Con Arturo Bonín y Fede Marrale