Si dos no se engañan, mal pueden tener desengaños

Las actrices Loles Ximénez y Eva de Andrés se plantearon hace un año llevar a escena una insólita noticia que encontraron en la prensa: Dos mujeres descubren en la sala de espera de una prisión que fueron a visitar al mismo hombre o, mejor dicho, que sus respectivos maridos eran el mismo hombre; en definitiva, que su/s marido/s tenía/n doble vida, en consecuencia, que ellas eran su media esposa. Eso sí, eran madres plenas de sus hijos, los de él (aunque no todos ellos…de él). La comedia de enredos pedía a gritos ser escrita. Así fue que comenzaron a montar la obra, con la ayuda del actor y director José Santiago, y en base a improvisaciones de los supuestos personajes, Brigitte y Engracia, de personalidades opuestas pero complementarias, crearon la trama y le dieron un desenlace. La historia está atravesada por la ironía, la ternura, algunas reivindicaciones y mucho humor.
El título es un juego de palabras, por su genealogía y etimología, las protagonistas van de la plena CONFIANZA en su pareja, a la consecución de la FIANZA para liberarlo, para lo cual mueven cielo y tierra, demostrándose mutuamente y a sí mismas sus destrezas y su perseverancia, al tiempo que descubren que ellas también merecen ser redimidas, asumen el desafío y adquieren AUTOCONFIANZA.
La escenografía tiene la austeridad precisa para dejar en primer plano las interpretaciones de la choni y la empollona: peinados, vestuario y atrezzo, así como la voz, la gestualidad y el vocabulario, favorecen las caracterizaciones. Se mantiene un ritmo ágil durante los setenta y cinco minutos de función, con unos entreactos que marcan las elipsis temporales, los cambios de localizaciones y de escenas. El Teatro de las Aguas, del madrileño barrio de La Latina, en estas noches sabatinas de la cuesta de enero, dio lugar a la puesta en escena de una comedia divertida, reivindicativa y lograda.

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