Cuidado: masculinidad frágil

Una concentración deportiva transcurre mientras la grada se acomoda para la función. Cuatro “machos” convergen y divergen entre movimientos deportivos: scrums, rondas, piques cortos alternan con diálogos prácticamente inaudibles pero inteligibles, derrochando aquel deber ser masculino. Pero el pasto artificial, los conos, la pantalla evocando un cielo prístino y, sobre todo, las lentejuelas en los uniformes deportivos de nuestros protagonistas dejan entrever que aquí hay algo más que una exhibición de testosterona. Nada es lo que parece en la surrealista Como los unicornios, del actor, director y dramaturgo Blas Arrese Igor.

En un plano metafórico, la obra transcurre en tres cuadros, cuatro figuras históricas revisadas y un quinto personaje mitológico, que inyecta misticismo y contenido pop al lenguaje de la obra. Lo que sigue entonces son figuras relativamente reconocibles como Cupido, el burlador de Sevilla o Dorian Gray reformulados una y otra vez como viejos y nuevos estandartes de la seducción masculina. El amor, la belleza y el llamado arte de la conquista son revisitados una vez, no sin dosis de humor, por cada uno de los personajes. Ellos van relatando sus experiencias y reflexiones sobre los temas, pero sus dichos van filtrando más dudas que certezas, más matices que arquetipos.

Este espectáculo reflexivo no es sino un despliegue de recursos escénicos en pos de dicha labor ensayística. El talentoso elenco exhibe diálogos, monólogos, teatro físico y construcción de personajes diversos, todo esto llevado al absurdo constante, acompañada de una potente parte técnica, escenográfica y de vestuario. La obra no deja carta sin jugar y aprovecha cada recurso para desarrollar estos pequeños pensamientos de ineludible vigencia. La masculinidad se ve traslucida en mandatos asimilados entre la confusión y la violencia, la grandilocuencia y el silencio torpe, y los intérpretes transitan estos altibajos emocionales siempre con un tinte humorístico, para hacerse reconocer fácilmente, así como, de alguna manera, exorcizarlos. En definitiva, de producir una transformación en los aposentos artísticos que se propone el quehacer teatral. De la antigua Grecia a las bailantas conurbanas en cuestión de segundos, los vaivenes cómicos de esta pieza proponen un teatro alternativo como pocos.

Ficha:

Actuaciones: Matías Pisera, Guido Botto Fiora, Gustavo Ruiz Moreno y Blas Arrese Igor.

Dramaturgia y dirección: Blas Arrese Igor