Físicamente

Hugo es un joven científico que se especializa en física cuántica.  Junto a Hidalgo, su ayudante, a quien podría denominarse como una especie de alter ego, están desarrollando un proyecto de investigación para su tesis de grado.  Esta situación se nota que lo tiene muy concentrado en sus tareas, al punto de estar extremadamente obsesionado con su trabajo. Se pasa horas, días y semanas hablando de leyes, efectos, fórmulas y teorías de la física. Olivia, su mujer, también se dedica a la ciencia: da clases en la facultad, por lo tanto muchos de los diálogos que tiene con ella también son sobre el mismo tema. Su vida transcurre entre conceptos racionales, de ciencias exactas, que en sus resultados intentan no tener margen de error, no equivocarse. Pero en la vida no todo se rige por las leyes de la razón y a veces hay circunstancias que escapan a la misma, así como también suceden imprevistos que modifican el curso de los acontecimientos.  Por eso es que Hugo decide comenzar a psicoanalizarse con un terapeuta para intentar superar sus traumas. Es a partir de la interacción con Enrique (el psiquiatra) que vamos descubriendo la verdadera personalidad de Hugo, que parece haberse desdoblado a partir de un trauma vivido en su pasado. Pasado y presente parecen coexistir, realidad y  alucinaciones se entrecruzan, manteniéndonos en vilo hasta que al final, los misterios se develan.

El de Matías Santos se nota que fue un trabajo dramatúrgico complejo, que llevó largo tiempo para ser elaborado, pero que muestra como resultado una obra atrapante, intrigante, única. Contada a la manera de un thriller psicológico, género más común en el cine que en el teatro. Con una acertadísima labor también en la dirección, sin dejar cabos sueltos. Todo parece estar pensado casi matemáticamente, todo calculado para que cada una de las piezas de esta puesta funcione a la perfección como un mecanismo de relojería. Desde el vestuario, que marca claramente las diferencias entre los personajes, delineando los diferentes planos de la historia. Hasta los elementos escenográficos que parecen estar puestos al azar, pero al finalizar la obra y develarse la intriga les encontramos un sentido que cierra la idea de la trama. Hasta las actuaciones parecen estar medidas con exactitud, como ceñidas a una partitura musical, para mantener la tensión dramática hasta el final.

Una obra muy interesante en cuanto a lo argumental, una propuesta diferente del teatro independiente en plena calle Corrientes.

 

Ficha:

Intérpretes: Mariano Agustín Botindari, Gerónimo Gutiérrez, Lola Núñez, Mili Senders

Dirección: Matias Santos