La oscuridad del luto

Inicia el espectáculo con los actores sentados en el fondo del escenario, uno al lado del otro, de cara al público, la iluminación blanca y la ropa oscura, hacen que sus rostros se vean muy pálidos.

De repente una de las intérpretes corre hacia el proscenio, se frena justo delante del público y dice unas frases, aparentemente es la encargada de recursos humanos de la obra de teatro que se presentará esa noche. Luego uno de sus compañeros hace lo mismo, él es más grande y lleva un vestido de negro, y de su relato se desprende que es un director teatral con la intención de montar una versión propia de “La casa de Bernarda Alba”.

Deberá contratar actores para su proyecto y es allí donde entra en juego el resto del elenco. Irán atravesando diferentes climas, no todos estarán de acuerdo con el rol asignado, pero el espectáculo avanza. Diferentes facetas del ser humano entran en juego y se pueden ver el egoísmo, la ira o el orgullo entre otras.

La escena fluye hasta un punto en el que se frena y todo vuelve a comenzar, esto pasa una y otra y otra vez, la ficción comienza a mezclarse con la realidad, llega un momento en el que cuesta entender si es en el espectáculo o la obra dentro del espectáculo donde se generan los stops.

La puesta tiene varias particularidades, por un lado los intérpretes por más que dialoguen no se miran entre ellos, sino que miran al público restando naturalidad a lo que ocurre  y suman el recurso de la percusión corporal, generando coordinados y detallados golpes con manos o pies para generar un golpe de efecto o cambiar de escena por ejemplo.

A esto se suma una interesante iluminación, basada en seguidoras blancas, que refuerzan la importancia de cada personaje a la hora de ser resaltado, y para generar ciertos climas más intimistas, entran en juego linternas con luces más amarillas, que las llevan los actores pegadas en las manos.

Por supuesto no puede faltar el recurso de las máscara, típico de su director Marcelo Savignone, cuando las palabras y el cuerpo no alcanzan, pudiendo valerse de este extra para decir lo no dicho.

Pareciera que se está en presencia de un juego de realidades y fantasías, en el que se utiliza a Lorca como una mera excusa para contar un hecho mucho más actual y tangible que podría estar atravesando el director ¿realmente todo lo que se ve está ocurriendo o es la fantasía y la resignificación de ciertos eventos de la vida de alguien?… como sea, todo se vuelve surrealista.

“Yo amo” es una tragicomedia atrapante y fuera de lo convencional que invita a la reflexión de ciertos sucesos de la vida.

Ficha:

Género: tragicomedia

Dirección: Marcelo Savignone

Actúan: Leandro Arancio, Jesica Boladeras, Paula Botana, Aurea Cruz, Pilar Juaristi,
Mariana Judez, Adriana Menendez, Florencia Otero, María Jimena Puente, Lucía Revello,