Varieté bigotera

Varieté bigotera

Ficha

  • Prensa:

    Marilú Diz Prensa

 

Emoción, técnica y reflexión

 

El Teatro el Popular realizó una varieté en la que se pudo apreciar diferentes técnicas como teatro en miniatura, con títeres, ventrilocuismo y clown. Una mujer recordando su infancia, una payasa buscando donde echar raíces, dos amigos enfrentando la infidelidad son algunas de las historias que se presentaron durante la jornada de La Varieté Bigotera.

 

En un primer momento hubo dos muestras de teatro miniatura con la técnica de lambe lambe. Una de ellas, «El vuelo» de Rafael Zicarelli. En una antigua fábrica o basurero llega una mariposa buscando un reencuentro. La obra problematiza la relación entre el ser humano y la naturaleza. La segunda, «No me olvides» de Leonor Lipszyc.

Se observa cómo una mujer mayor visita una plaza y se encuentra con sus recuerdos de infancia, con la niña que era y el goce de ello. Ambas composiciones se destacan por el cuidado en los detalles. Por una parte, en el trabajo de Rafael llama mucho la atención cómo una composición tan pequeña logra construir un ambiente abandonado, oxidado, no habitado. Logra una tensión dramática y visual entre el ambiente y la protagonista.  Por otra parte, la sensibilidad de Leonor hace de esos juegos infantiles de fierro, junto con el sonido y los cambios de iluminación, un espacio propio de la nostalgia ya que es posible observar las emociones de la protagonista en esas decisiones. Se construye un mundo que invita al espectador a disfrutar y reflexionar.

 

Luego, hubo una muestra enmarcada en un taller de manipulación de títeres y objetos que se realizó en el espacio. «Dos amigos» es la historia de  Roberto y Carlos quienes no se veían hace mucho tiempo y, este encuentro, destapará más de un secreto. Roberto está preocupado por el comportamiento de su mujer, contrata un detective temiendo que pueda ser una infidelidad. En la escenografía hay una mesa, dos sillas y dos tragos. Es posible destacar cómo el uso de pocos elementos escénicos junto a algunos parlamentos referidos al espacio bastan para evocar el bar de Juan. Respecto a la técnica, Carlos Aníbal Lombardi, manipuló un títere de goma espuma llamado Roberto. Carlos con una gran interpretación vocal y sutiles movimientos logró darle vida a Roberto y sostener la conversación y tensión entre ambos personajes.

 

A continuación siguió  «Exhibición títeres tradicionales chinos». Un hombre chino ha llegado a Buenos Aires para presentar a dos figuras emblemáticas. Sin embargo, no sabe hablar español.  Con el desafío de que el público lo entienda, se suma un enfrentamiento entre el Rey Mono y su acompañante. El manipulador, Fernando Suárez, carga de energía, vigor y austicia.

 

El siguiente número fue «La nube». Una payasa anda buscando donde asentarse. Ella es una mujer nómade que lleva lo justo: sus emociones, algunos recuerdos y su creatividad. Ivana Fredes con energía, sorpresas y un gran posicionamiento sostiene este número de manera graciosa, emotiva y llena de reflexiones sobre cómo vivir. La artista se mostró muy compenetrada con el público y la respuesta de éste en cada interacción. Con imágenes muy bellas compartió su cotidianidad: un perro juguetón, una nube que llora y una casa que vuela. ¿Cómo saber si es momento de echar raíces? es una de las preguntas que el espectador podría pensar al ver esta pieza de clown.

 

Después, “Confusión al por mayor” de Carlos Aníbal y Tony. Carlos en esta oportunidad presentó un número de ventrilocuismo. Jugó con las diferencias del número anterior y estuvo compartiendo con su amigo Tony quien necesitaba con urgencia charlar. La propuesta de metateatro resulta atractiva y fresca para el desarrollo de la varieté. Además, la técnica desarrollada por Carlos no deja de impresionar, por ejemplo, ver a Tony cantar es realmente cautivador.

 

Para finalizar la jornada, volvió Fernando Suárez con «Madre hay una sola». Esta es la obra de un payaso que está por comenzar su show y teme que su madre esté dentro de los presentes. El disgusto de ella por su profesión hará de la obra un espectáculo lúdico, gracioso y emocionante. El espectador puede disfrutar de observar la relación complicada entre una madre y su hijo. Fernando utiliza la técnica del clown y la mezcla con la manipulación de un títere hecho de goma espuma y tela. El hallazgo está en la personalidad de ambos personajes y cómo estos profundizan cada universo con un vestuario e interpretación óptima. Más allá de las diferencias, con humor y ternura, aceptar las diferencias del otro es la gran enseñanza de este número.

 

Ficha:

Intérpretes: Leonor Lipszyc, Rafael Zicarelli, Carlos Aníbal Lombardi, Fernando Suárez e Ivana Fredes.

Género: Varieté

Categorías: Reseñas

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