Un tren chocó contra otro tren

Un tren chocó contra otro tren

Ficha

  • Datos de funciones:

    Info en nuestra cartelera

 

¿Podemos despedirnos bien una vez?

Un tren nunca da marcha atrás, pero puede detenerse. Una persona puede viajar en el primer o último vagón, pero igual llegar al mismo destino; puede bajarse en una estación, puede volver a subir; puede quedarse en el andén viendo al ferrocarril pasar, una y otra vez.
¿Es posible reencontrarse con alguien ignorando el recorrido que vivieron juntos? ¿es posible sanar un dolor de a dos? ¿es posible ser algo más que “esos dos, a los que les pasó eso”?. “No puedo creer que sigas viviendo acá”. Un hombre, una mujer: un duelo en común. Un choque, también puede ser un encuentro.
“Un tren chocó contra otro tren” es la primera obra como dramaturgo y director de Juan Tupac Soler, quien posee un extenso recorrido en el ambiente teatral y audiovisual: imposible olvidar su interpretación en “Mi hijo sólo camina un poco más lento” de Guillermo Cacace.
El texto es sensible, nostálgico, pero aún así, no es triste. “Recordar” significa volver a pasar por el corazón: puede hacer que este siga bombeando, o puede provocar un paro cardíaco. Contar una historia en base a recuerdos, en base a vivencias alegres “y las penas se van cantando” como decía Celia Cruz. Nada en el relato es cien por cien explícito y está abierto a diversas interpretaciones, o al menos eso se escuchaba en el murmullo de la sala una vez finalizada la función: una audiencia atenta, entretenida y conmovida, debatiendo su viaje personal.
En cuanto a la dirección, puede notarse la noción espacial y física que posee Soler y en conjunto con Liza Karen Taylor, a cargo del diseño de movimientos, van a crear una hermosa coreografía, cargada de imágenes metafóricas que impactan quizá más fuerte que las palabras. Cabe destacar un momento en el que repetidas veces, la actriz va a caer al suelo y a erguirse nuevamente. Como dice el proverbio: “si te caes 7 veces, levántate 8”.
Sharon Luscher y Luca Capobianco son los únicos dos intérpretes y su trabajo actoral es simbiótico: puede notarse la química y el código en común que manejan: su conexión visual y su escucha con el otro se agradece. Una muy buena dupla en escena. A su vez, Capobianco va a ejecutar la música en escena, lo que va a producir mayor intimidad y complicidad con el público.
Otro punto muy fuerte, es el diseño de Luces a cargo de Diego Becker: excelente decisión el uso de luces por fuera de la sala que van a generar “ese afuera”, ese reflejo en la pared del departamento de uno de sus protagonistas; esas sombras que, una vez más, van a ser figuras que el espectador puede tomar como nuevos mensajes ocultos en el guión: así como cuando uno viaja en tren y en la velocidad logra echar un vistazo rápido a ciertos objetos, personas o situaciones.
Por último, es acertada también la elección del espacio vacío y la inclusión de dos o tres elementos significativos que cobrarán sentido a lo largo del espectáculo. Y en cuanto al vestuario, la determinación de una paleta de colores otoñal, se amalgama perfectamente con la tonalidad del libreto.
Caen las hojas, se cumple un ciclo. Pero luego, se repite (y gracias por el recuerdo de “Puerto Perico”, imposible olvidar).

Ficha:
Actores: Sharon Luscher y Luca Capobianco.
Dirección: Juan Tupac Soler
Género: Drama

Categorías: Reseñas

Escribe un comentario

Only registered users can comment.