Un tango italiano

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Cucciola

Tres timbradas al teléfono y una palabra son todo lo que ella tiene para recibir instrucciones. Tres timbradas al teléfono y una palabra son todo lo que él tiene para cumplir su misión. Tres timbradas al teléfono y una palabra son todo lo que ellos tienen para que sus vidas cambien.

Un atraco al museo y un cuadro robado serán la excusa para que esta ladrona (Rosana Laudani) y este inspector (Diego Bros), tengan un objetivo común, el mayor hito de sus carreras, aunque sea de lados opuestos de la vereda. Serán nueve las canciones que contarán esta historia que se da mayormente en Firenze.

Un escenario despojado, que solo cuenta con los músicos al fondo y una pantalla en la pared trasera, donde se van proyectando diversos videítos e imágenes que ubican espacialmente y suman información a lo que pasa en escena, sirven para contextualizar, se podría decir que las proyecciones suplen la voz de un narrador. A esto se le suma una atinada puesta de luces que se irá modificando en relación a las diversas situaciones y la utilería que los mismos intérpretes irán sumando: una silla, una valija, una escalera, pocos elementos que aportan la información necesaria. Esto es suficiente para comprender lo que ocurre.

Sebastián Pajoni desde la dirección, tuvo la astucia de armar una puesta simple pero explicativa, para que el público comprenda lo que pasa en escena, a pesar de ser un espectáculo realizado completamente en italiano.

El trabajo de los protagonistas, a quienes se les suma Martín Cruz con personajes varios, más allá de hacer galas de sus voces maravillosas y sus dotes para el baile, tiene un gran componente físico ya que el espectáculo por momentos está casi caricaturizado, tiene un tinte muy clownesco, que rememora incluso las viejas películas mudas, teniendo esto sentido ya que si bien no es el caso, la escena requiere algo más que la palabra (en esta oportunidad prácticamente toda cantada) para comprenderse, por un tema idiomático.

Una puesta que al menos en este momento se da en un contexto de cena show, necesita utilizar la mayor cantidad de recursos posibles para ganarle la pulseada a la comida y lo logran con mucha acción y destreza física para capturar la vista y grandes interpretaciones vocales para también tener el oído de los espectadores.

Punto aparte para Héctor Ferreira a cargo del diseño de vestuario, ya que tienen un cambio descomunal de indumentaria para un espectáculo de este tipo; súper atinado con el cuadro para el que se realizó cada uno, reforzando esta idea de contar desde lo que se ve.

Rosana y Diego se entienden muy bien en escena y logran que cada movimiento milimétricamente calculado, sea natural y fluya a la perfección; lo mismo sus voces se ensamblan muy bien logrando bellos dúos, como así también los solos.

Para quienes no comprenden el idioma, ese no debería ser un problema, ya que la historia se entiende igual.

Tres timbradas que se convertirán en el sonido de sus corazones latiendo a la par y una palabra (cucciola) que será una clave, un secreto. Así como el Ponte Veccio une las márgenes del río, el amor hará lo mismo con sus corazones.

Ficha:

Dirección de Sebastián Pajoni

Dirección musical: Hugo Hoffmann

Con: Rosana Laudani, Diego Bros y Martín Cruz

Músicos: Hugo Hoffmann (piano), Ignacio Claramonte  (bandoneón) y Roberto Saver (batería)

Género: Musical

Categorías: Reseñas

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