Una versión libertaria de Ricardo III

Es imposible desligar el nombre de este monarca inglés con el más grande dramaturgo de nuestros tiempos: William Shakespeare. Y es por esa razón que, cuando comenzó la obra de teatro, estaba esperando que la historia se desenvolviera de forma similar a la que planteó el bardo hace más de 400 años.
Sin embargo, luego de las primeras escenas de esta puesta, se puede identificar que, efectivamente, es una versión muy diferente a la que algunos espectadores esperan encontrar.
RIIIcardo es protagonizada por Sergio Baratucci, quien lleva adelante la gran responsabilidad de cambiar ese “chip” que se tiene en la cabeza en términos de este personaje que Shakespeare etiqueta como un ser sediento de poder, con una ambición tal que comete los actos más atroces contra su propia sangre.
El libreto, escrito por el reconocido actor y director Norman Briski, hace que el público vea en Ricardo a un hombre que se cuestiona la pesada herencia que carga sobre sus hombros y su inevitable destino: el tener que llevar adelante las riendas de una nación sin estar totalmente de acuerdo con todo lo que implica.
El espectador es transportado a través de RIIIcardo gracias a los monólogos de Baratucci, cargados de sentido, de reflexión sobre la humanidad, los defectos, las decisiones. Sus líneas están cargadas de palabras fuertes, de dolor y de rebeldía.
A su lado lo acompaña la actriz Laura Gargiulo, que tiene sobre sí la tarea de representar a diferentes personajes femeninos, entre ellos su madre, la duquesa de York. Esa escena en particular está muy bien llevada por Gargiulo, que transmite una fuerza y precisión en ese momento de sinceridad que tiene con Ricardo.
Por supuesto, es importante mencionar las actuaciones e intervenciones musicales de Pedro Gelardi, Emiliano Virasoro, Federico Rodríguez y Matías Rossi. Mientras que sus apariciones en escena fueron cortas, pero necesarias para que el personaje principal confrontara su realidad, estos actores se encargaron de musicalizar y añadir ciertos efectos de sonido en los momentos indicados. Fue una apuesta acertada.
El teatro Calibán es un excelente espacio para realizar obras que se salen de lo convencional. Es un lugar amplio, con un escenario que se confunde con los asientos para los espectadores, lo cual transmite la sensación al que está sentado de que está viviendo la obra de teatro.
El lugar además fue muy bien acondicionado para que el público entre en una atmósfera de reflexión, de atención fija e igualmente ubicarse en un tiempo de guerra, de Edad Media, de intrigas, coronas y monarquías.
Quiero destacar particularmente la escenografía y la realización de los murales por parte de Ignacio Liang, Demian Karloff y Juliana Appel. Fueron realmente agradables y propicios para la obra.
También fueron ellos quienes realizaron un video que le añadió unos toques bastante interesantes a la obra y que colocó al espectador en otro lugar. Fue un momento de cambio con el ritmo que llevaba la obra, que lo hizo divertido y diferente.
Otros elementos que estuvieron en escena, tales como las máscaras que utilizó Ricardo y un cajón que va mutando en varias escenas para comunicar partes de la historia, fueron muy acertados y le imprimió una magia y unos detalles inesperados a la pieza.
Quien quiera conocer otra versión de este legendario personaje de la historia de la monarquía inglesa, no puede perderse esta obra de teatro.

Ficha:

Actor: Sergio Barattucci
Actriz: Laura Gargiulo
Músicos: Federico Rodríguez, Matas Rossi, Pedro Gelardi y Emiliano Virasoro

Dirección: Norman Briski