Había una vez un circo

Podestá quizás sea uno de los apellidos más reconocidos de la historia del teatro argentino. Los Podestá eran hijos de una familia de inmigrantes italianos; eran artistas circenses que se desempeñaban, con mucha habilidad, en diferentes disciplinas tales como la acrobacia, los malabares, la música, la comicidad y la pantomima, entre otras. En las presentaciones de su circo itinerante se dice que nació el teatro nacional, ya que fueron los primeros en representar pantomimas de autores nacionales con temáticas gauchescas, tales como Juan Moreira.

En contraposición a un teatro de las clases altas, en el cual se representaban obras de origen europeo, la propuesta del circo criollo era algo muy innovador para su época (allá por fines del siglo IXX). El circo de los hermanos Podestá tuvo mucha repercusión y éxito, las clases populares se volcaron fervientemente a sus representaciones porque se sentían identificadas con las situaciones que veían en escena y con las temáticas que abordaban.

Los hermanos Podestá eran nueve, más sus descendientes directos, entre los que se destacan Blanca Podestá quien supo ser una de las primeras actrices de gran renombre de nuestro país. Pero sin dudas el más recordado de los Podestá fue Pablo, quien con su personaje Pepino el 88 fue considerado uno de los primeros clowns de nuestro país.

De este árbol genealógico de grandes artistas, desciende Gisela Podestá, la actriz que protagoniza este bello unipersonal de clown. En el cual cuenta de una manera muy personal, con mucho humor, situaciones desopilantes y otras muy emotivas, los avatares que la llevaron a reconocerse como parte de ese clan de pioneros de la escena nacional.

Valiéndose de unos pocos objetos, como fotos y recortes de diarios va reconstruyendo su historia, generando juegos clownescos y gags de una manera muy fluida y dinámica. La escenografía se va transformando en diferentes espacios poéticos gracias a su manipulación y a los movimientos de luces. Todo va transformándose mágicamente ante la vista de los espectadores. La cuarta pared se rompe constantemente de tal manera que en un momento la actriz se mete entre el público para compartir fotos de sus recuerdos, hablarle de igual a igual a los espectadores y generar aún más cercanía, más empatía.

Podestá es una obra conmovedora, que hace reír y emocionar desde la autenticidad de un relato en primera persona.

Ficha

Intérprete Gisela Podestá

Dirección Yanina Frankel y Rosalía Jiménez

Género Unipersonal/Clown